La idoneidad

El dictamen de algunas comisiones de idoneidad ha venido sembrando de lo que no cabe llamar sino injusticias el campo científico y académico de la Universidad española. Como uno de estos últimos coletazos, la comisión del área de Biología Celular también ha aportado recientemente su grano de arena. Habiendo sido requerida a reunirse nuevamente ante más de 20 recursos estimados favorablemente por la Secretaría de Estado de Universidades e Investigación, esta comisión ha decidido que ninguno de los que hemos recurrido teníamos mérito suficiente como para ocupar plazas de profesor titular de Universidad.En mi caso, me permito considerar precisamente lo contrario, opinión que es compartida por un amplio colectivo de científicos y que también aparece avalada por la inclusión de mi nombre en el listado de investigadores sobresalientes publicado por Cambio 16 (número 662 de 1984). Otros recurrentes declarados no idóneos poseen igualmente méritos nada despreciables.

Mis antecedentes investigadores y docentes han llevado al Consejo de Universidades (30 de julio de 1985) a eximirme de los requisitos necesarios (¡ser profesor titular de Universidad!) para concursar a plazas de catedrático de Universidad, lo cual refleja lo absurdo que ha sido el dictamen de la comisión de idoneidad correspondiente. Particularmente, considero mis méritos -que pongo a su disposición- como mucho más relevantes que los de varios miembros (si no todos) de esa comisión, por lo que sólo me cabe preguntar: ¿podría una comisión de idoneidad juzgar méritos científicos que pudiesen excederla? ¿No cabría sospechar ahora de la idoneidad de la comisión de Biología Celular?-

Catedrático contratado con dedicación exclusiva. Director del departamento de Citología e Histología, facultad de Ciencias, UAM,