La lucha entre 'operacionales' y 'políticos' provocó la caída de Saraiva de Carvalho
El Proyecto Global ideado por Otelo Saraiva de Carvalho es un plan terrorista que enmascara a las Fuerzas Populares Veinticinco de Abril (FP-25), según la policía y el Ministerio Público portugueses. El teniente coronel desmiente esta acusación, que le puede costar hasta 20 años de cárcel. Sin embargo, la ocupación de unos documentos a presuntos miembros de las FP-25 y las confesiones de un operacional ponen a Saraiva de Carvalho entre la espada y la pared. La organización estaba lejos de ser una balsa de aceite, y la lucha entre políticos y operacionales redujo al capitán de abril a mero comparsa.
La mala estrella de Saraiva de Carvalho, apenas una triste sombra de lo que era hace dos lustros en Portugal, toma su más dramática dimensión cuando decide hablar un operacional (encargado de las, actividades armadas), João Macedo Correia, alias el Poeta. Correia, que ya ha publicado media docena de libros de poemas y relatos cortos, acaba de poner en las librerías el último éxito de ventas portugués, Las cenizas de un tiempo perdido. ¿Ascensión y caída de las FP-25?, que es la contrapartida, para Otelo, de su Alborada en abril, un relato histórico sobre la génesis de la revolución de los claveles.En su libro, Correia explica por qué se decide a echar luz sobre el Proyecto Global. De no ser por este arrepentido, la fiscalía hubiese tenido grandes dificultades para acusar con solidez a Otelo y demás presuntos responsables de las FP-25.
El conflicto decisivo entre operacionales y políticos (ideólogos) estalla cuando los segundos plantean una defensa que se desmarca de las actividades de los primeros. "En la cárcel fui testigo del dimisionismo político-ideológico de aquéllos que siempre había considerado gentes conscientes de su papel en la sociedad. Quedé de tal modo horrorizado que rechacé cualquier ligazón entre nosotros. Nunca pensé que iba a ser traicionado así", escribe Correia, que no reniega de su pasado y dice abogar por un sistema político de "régimen autogestionario que impida el desequilibrio social y económico impuesto por el capital en las sociedades de consumo y represión". Él es el único de los acusados ante el Tribunal Criminal de Lisboa que se reconoce miembro de las FP-25. "Si estoy en las FP-25", declaró al juez instructor, Almeida Cruz, "es porque ésta es una organización que puede llevar al Ejército Revolucionario, que, a su vez, puede suponer en el seno del proletariado el resorte de la revolución".
Jaulas de grillos
Las disensiones entre políticos y operacionales venían de lejos. Quedan claras en dos documentos ya discutidos ante el tribunal y aprehendidos a presuntos miembros de las FP-25. Los encargados de recabar fondos ven que el Proyecto Global se hunde por la ineficacia, el señoritismo, la burocratización y la desorganización impuestos por quienes debían hacer el trabajo de agitación y propaganda, que optan por las mieles de la lucha revolucionaria (el dinero fácil procedente de atracos) y posponen el objetivo ideológico. Las reuniones en las que se discuten las reservas de los operacionales ante esta situación -a las que el propio Otelo asiste, si bien niega que tuvieran el carácter que se infiere de los documentos ocupados- se convierten enjaulas de grillos. Saraiva de Carvalho, según el arrepentido, tiene que hacer de bombero, lo que encrespa a los operacionales. Al final, éstos toman cierta autonomía de acción y ponen condiciones al aprovisionamiento de fondos. Los políticos han de conformarse o marcharse. El capitán de abril, dice Correia, se queda.Este arrepentido niega desde el principio que el teniente coronel desempeñe un papel relevante en la organización. Es apenas el reclamo. "Aclaremos una cosa, señor juez: usted y la Policía Judicial consideran a Otelo una pieza fundamental del proceso. Están completamente engañados", manifiesta Correia al juez instructor. "Desde el punto de vista de los operacionales, Otelo nunca fue considerado como la primera figura de la organización", declara ante el Tribunal de Monsanto, que no inquiere la identidad del número uno.
Correia no da cuenta en su libro del pago ofrecido por la Judicatura por su traición vengadora de la traición de los políticos. Éste es uno de los muchos aspectos no aclarados del caso. Quedan por desvelar circunstancias que, como mínimo, cabe calificar de raras. Por ejemplo, la heterogeneidad de los abogados en un juicio tan específico, o el robo de documentos relacionados con el Proyecto Global (entre ellos los famosos Cuadernos de Oscar) y con las FP-25, realizado por unos presuntos chorizos -documentos devueltos a sus propietarios a los pocos días-, o la extraña fuga de la cárcel de Lisboa de diez operacionales, junto con un recluso español de derecho común al que se atribuyen relaciones con la policía. En esta fuga, uno de los operacionales, casualmente el único del que no hay fotografía, fue a buscar a su celda al español.
La imagen de Saraiva de Carvalho, unánimente considerado en Portugal como un idealista imprevisible capaz delverse arrastrado sin saberlo a situaciones de difícil salida, recibe con este juicio el golpe de gracia. La derecha, a la que el sólo nombre de Otelo pone los pelos de punta, no puede ocultar su satisfacción. La izquierda lo considera irremisiblemente perdido para cualquier proyecto de futuro. Los más comprensivos se preguntan cómo Otelo Saraiva de Carvalho puede haber Regado al extremo de acabar en el banquillo, y los más duros comentan su falta de inteligencia, que de la aclamación popular le ha llevado al olvido y a la cárcel.
Sobrecoge entrar en el área dedicada al público en el Tribunal Criminal de Lisboa. Cuatro, seis personas, nunca más allá de una decena, desperdigadas entre los 81 asientos disponibles. Otelo realizó hace dos semanas un comentario desolado sobre la frialdad popular ante el proceso. Lo recogió la Prensa y sigue sólo. Ni una pintada en su favor en las paredes lisboetas. Su abogado, Romeu Francés, atribuye este desinterés a que "la imagen político-partidaria de Otelo no es buena, porque el izquierdismo tiene poco apoyo"; la esposa del teniente coronel, Dina, piensa que es porque "al principio se dijo que no había sonido, y no dejan pasar los coches hasta el tribunal", y el Secretariado de Apoyo a Otelo lo relaciona con que "se ha creado un clima de intimidación que produce miedo; además, la crisis económica hace que la gente se preocupe de sí misma".
Un jefe militar con representatividad en el seno de los capitanes de abril asegura que "hace mucho tiempo que, en términos internos, Otelo dejó de ser el símbolo del 25 de abril". Saraiva de Carvalho, que ha tenido serios enfrentamientos con sus compañeros de armas y revolución cuando éstos trataban de defenderse de manipulaciones a las, que ingenuamente se prestaba el impulsivo teniente coronel, se enfrenta hoy sólo ante un tribunal presidido por el juez que firmó el acta de acusación que le atribuye la fundación y dirección de un Proyecto Global que asimila con las FP-25, presuntas responsables de seis asesinatos.
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