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La salvación de Calderé

Eran las 4.05 horas de la madrugada del pasado jueves. La escena se producía en el hall de llegadas internacional del aeropuerto de El Prat de Barcelona. El Barcelona acababa de pasar a los cuartos de final de la Copa de Europa, pese a perder 3-1 en Oporto. Ramón María Calderé, uno de los protagonistas de esa noche, cogió por el cuello al escocés Steve Archibald, el otro artista de la noche portuguesa. Se lo llevó detrás de una de las columnas y le dijo al oido: "Gracias, amigo, me has salvado de una buena". Calderé tenía razón, el gol de Archibald, que significó la clasificación del Barcelona, ' también había servido para salvar - el honor de Calderé, que había entregado el primer gol a Juary, al retrasar un balón a Urruti.Anoche, en el Camp Nou, Calderé consiguió el segundo tanto del Barcelona y, curiosamente, con el primero que se abrazó fue con el goleador escocés. Terry Venables hizo un aparte con el centrocampista catalán poco antes de iniciarse el partido. "Me ha dicho que un jugador profesional no puede hundirse por un fallo así", explicó el jugador. También dijo que el mister le había recomendado que le echara eso que hay que echarle para recuperar su ánimo.

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Calderé que en Oporto había aceptado de buen grado el cambio por Fradera, era anoche más feliz que ningún otro. "Este gol me ha dado mucha moral y demuestra que debemos sobreponernos a cualquier problema". No fue el gol de la victoria, pero sí el de la tranquilidad para el conjunto azulgrana, en unos momentos en los que, según explicó el mismo Calderé, "el Real Madrid había puesto toda la carne en el asador y jugaba con hasta cinco delanteros".

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