Joschka Fischer

Cerca de cumplir los 40 años, Joseph Fischer, alias Joschka, conserva el aspecto del joven estudiante revolucionario de Mayo del 68, cuando fue condenado por primera vez. Entonces protestaba contra la intervención norteamericana, en Vietnam, contra "el imperialismo en el Tercer Mundo", como sigue diciendo hoy, y luchaba por aquella gran utopía de "la alianza de obreros y estudiantes contra el Estado burgués". "Siete meses por resistencia contra el Estado", rezaba la sentencia del tribunal de Francfort.

Hoy, Joschka, un histórico del movimiento extraparlamentario de Alemania Occidental, es ya miembro designado del Gobierno del Estado de Hesse, como representante del Partido Verde. El pasado domingo, la asamblea del partido ecopacifista acordó su entrada en el Gobierno en coalición con los socialdemócratas del SPD, que gobiernan el Estado con una minoría parlamentaria desde las elecciones de 1983.Joschka Fischer es, en todo caso, el hombre idóneo para hacer frente al supuesto carácter perversor del poder. Nacido en 1948 en Wuerttemberg, se fue a los 17 años de la casa de sus padres, estuvo dos años "viajando por este ancho mundo" y en 1967 se integró, cabría decir que defnitivamente, en las filas de los disconformes, de la lucha política marginal. La frustración ocasionada por el desvanecimiento de todos los sueños del 1968 no le hizo resignar.

Trabajó en la cadena de montaje de la fábrica de automóviles Opel en Ruesselsheim, hasta que fue despedido por una arenga pronunciada ante la asamblea de trabajadores que debió asustar a los directivos por su carácter subversivo. De entonces datan sus primeros contactos con el movimiento antinuclear.

En la actualidad, el dirigente verde simultanea el trabajo en una librería alternativa con su coaboración en la revista quincenal de Francfort Pflasterstrand (Playa de Asfalto), que edita otro histórico del movimiento estudiantil alemán, Daniel Cohn-Bendit.

En diciembre, Joschka Fischer pasará a ser el primer ministro verde de la historia de la RFA. El que en las negociaciones para formar la coalición el jefe del Gobierno del Estado, Holger Boerner, haya accedido a entregar al partido ecologista el Ministerio de Medio Ambiente ha provocado enorme recelo en medios empresariales del Estado Fischer está, a partir de su nombramiento oficial, en noviembre, a cargo del control del cumplimiento de las leyes para la protección del medio ambiente, y las grandes industrias son conscientes de que se acabaron, al menos en Hesse, los tiempos en que se podían justificar con argumentos de costes los vertidos ilegales a los ríos, los almacenamientos de basura contaminante o los transportes incontrolados de materiales peligrosos.

Algunas grandes industrias han amenazado con suspender sus inversiones en este Estado, ya que consideran que Fischer es en realidad su enemigo. Éste se ha mostrado conciliador en sus primeras declaraciones; tras obtener la luz verde de su partido para tener acceso al cargo. Señaló que intentará realizar su política en contacto con todos los grupos sociales, incluida la industria. "Eso sí, debe quedar claro que yo estaré en el cargo como un defensor del medio ambiente".