John McEnroe le robó el protagonismo a Boris Becker
El estadounidense John MeEnroe derrotó al joven alemán occidental Boris Becker ganador del torneo de Wimbledon a los 17 años, por 6-2 y 7-5 en un partido de exhibición jugado anoche en el Palau Blaugrana de Barcelona ante unos 3.000 espectadores. John McEnroe, muy motivadopor su primer encuentro, tras Wimbledon, frente al joven que se anuncia como su sucesor, realizó una exhibición de tenis preciso y efectivo.
Becker sólo se había enfrentado una vez a McEnroe, en el pasado mes de marzo en el torneo de Milán, y allí también perdió por 6-4 y 6-3. McEnroe sustituyó a última hora en el programa al sueco Mats Wilander, que alegó una lesión muscular. Ambos jugadores se repartieron 80.000 dólares (unos 13 millones de pesetas).Con la Luna llena en el cielo de Barcelona, los dos jugadores más espectaculares del firmamento tenístico actual se presentaron a disputar el llamado partido del año en el Palau Blaugrana. El encuentro de anoche era como una corrida de toros portuguesa. La faena es la misma, pero el torero no mata al toro. Una exhibición tenística tampoco es tan sangrienta como un partido de un torneo del Grand Slam, por que está en juego sólo el orgullo personal. Boris Becker estaba llamado a ser el protagonista de la noche de ayer. Pero John McEnroe apareció para arrebatarle el papel, y también para poner las cosas en su sitio.
John McEnroe llegaba a Barcelona tras ser derrotado por Leconte y Noah en un torneo de exhibición en París. McEnroe salió disparado a la pista. Necesitaba aprovechar el nerviosismo de un Becker que ha bía saltado de alegría al saber que se iba a enfrentar a McEnroe. Los nervios de la ambición jugaron en contra de Becker, que se encontró enseguida con un 6-2 en contra.
McEnroe había utilizado una táctica ideal e inteligente. Los golpes del joven alemán son tan fuertes como una coz. Su servicio llega a superar los 2019 kilómetros por hora. McEnroe no se impresionó. Mientras en las gradas se pasaban apuros para seguir la bola, McEnroe protestaba señalando el lugar exacto en el que había botado. Mientras Becker cargaba aún más de de cibelios su brazo eléctrico, McEnroe se limitaba a poner la raqueta para aprovechar esa fuerza.
La segunda manga
En la segunda manga comenzó el partido de verdad. Becker olvidó sus nervios, se arremangó los brazos y se dispuso a trabajar por una victoria que ambicionaba. Su primer servicio comenzó a funcionar, para pavor de los jueces de fondo que veían como la bola se estrellaba a 200 por hora a pocos centímetros de donde se encontraban. Sus aproximaciones a la red eran más lentas, pero más seguras. Sus golpes desde el fondo, más serenos y menos alocados.McEnroe no se relajó. En cualquier otra exhibición los espectadores habrían presenciado una tercera manga. Becker tenía muchas ganas de jugarla. John, no. Ganar en dos mangas y partir raudo junto a Tatum eran sus ilusiones. Como diría al final, "Barcelona es una ciudad simpática".
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