El actor es la estrella

En sus años de esplendor, Hollywood tuvo la astucia no ya de hacer inolvidables a los actores memorables, sino también de inmortalizar a los actores pésimos y aun a los peor que pésimos. Por ejemplo, a Víctor Mature, geología pura, mineral en bruto, inexpresividad total, labios desquiciados, pesadas cejas a lo teleñeco, ojos de lubina. Pero, a pesar de ello, ¿quién mejor que él para ser Sansón?, ¿qué otro rostro, sino el suyo, para visualizar eternamente al legendario Doc Holliday? Y un tercer personaje, este menos célebre, a pesar de merecer su puesto justo en las mitologías del celuloide: el de esta noche, su papel imborrable en El beso de la muerte, patética muestra del terror y la angustia de verse acechado, él y su familia, por un perverso criminal con las facciones todavía aniñadas de Richard Widmark.Hemos llegado a Widmark, palabras mayores. Debutó en el cine con esta película. Su papel de refinado, cruel y asexuado asesino sin escrúpulos le catapultó en el acto a la fama. El beso de la muerte, pues, es una película de actores, básicamente de Widmark y Mature, pero también con el soberbio Brian Donlevy y otros secundarios de envergadura, como Karl Malden. Más allá de su corteza actorial, es una obra muy sólida, narrada con buen sabor por Hathaway, que pinta muy bien la iconografía carcelaria y el callejón sombrío a la espera de la ráfaga de plomo.

El beso de la muerte se emite hoy, a las 22.05, por TVE-2.