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Continúa la polémica en Chamberí, a los cuatro meses de la reforma de la plaza

Una arcada de ladrillo cierra uno de los rincones típicos de Madrid

El resultado de la reforma de la plaza de Chamberí parece haber desencantado al vecindario, que estima que los 60 millones de pesetas invertidos podían haberse gastado en "otras necesidades del barrio". La plaza más característica de este madrileñísimo barrio era un ancho espacio abierto que ha quedado dividido en dos zonas, una peatonal y otra de tránsito de vehículos, por una arcada de ladrillo visto. La apariencia tradicional de la plaza se ha transformado. La presidenta de la junta municipal, Pilar Fernández, explica que el objetivo de la reforma ha sido conseguir que "prevalezca el viandante sobre el tráfico".

A Pilar Fernández se le hunden los zapatos al pasar por la arena de la plaza cuando cada día acude a su despacho. "Vamos a drenar y a compactar parte de la arena. La última fase de la reforma se hizo muy deprisa, con el fin de que estuviese a punto antes del verano, para la fiesta del Carmen. Aunque la obra es de una concepción que podríamos calificar de dura, se ha conseguido un espacio de 1.400 metros cuadrados para los viandantes. Y por las características de esta plaza, surcada por un tráfico muy intenso, queríamos distanciar de los vehículos a los paseantes".La obra se hizo con un proyecto del arquitecto Arturo Oredozgoiti, de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento, siguiendo las indicaciones de este organismo y de la junta de distrito. Pilar Fernández explica que "el proyecto fue consultado con los consejos de participación ciudadana y urbanismo, en los que intervienen las asociaciones vecinales, y finalmente aprobado". La concejala añade que "desde la junta se le dio difusión y se explicó por carta a los vecinos de la plaza".

La reforma ha ensanchado las aceras y ha creado un foso de arena rodeado por una arcada o pérgola de ladrillo visto, en forma de ele, bajo la que no hay bancos ni sombra. Un poyo de piedra corrido alrededor de la arena sirve de asiento, poco usado por la cantidad de tierra que acumula. Cuatro escaleras dan acceso a la arena. Una estrecha rampa sirve para vehículos de minusválidos o coches de bebés: si se cruzan dos, uno tendrá que ceder paso al otro. "En año y medio serán frondosos los nuevos árboles", asegura la concejala, que conoce la añoranza de los vecinos por los que sombreaban la plaza, desaparecidos a causa de las obras de reforma.

Entre los asociados de la principal agrupación vecinal de Chamberí, El Organillo, se hacen dos tipos de consideraciones, según explica el arquitecto Francisco Osanz, miembro de su junta directiva: "En general, a la gente joven no le gusta cómo ha quedado la plaza, pero también resulta evidente que ahora es mucho más práctica, más apta para estar en ella, sin el peligro del tráfico".

"No me gusta " dice la nueva plaza el compositor Pablo Sorozábal, vecino de Chamberí desde que acabó la guerra. Sus hijos y sus nietos jugaron en la vieja plaza. "Yo no entiendo. No se nada. ¿Qué se puede decir de esa muralla de hormigón? No sé a cuento de qué viene eso. Ha cambiado todo el paisaje, lo ha reducido". "Es una chorrada", concluye el músico.

Espacio cerrado

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Alfonso, histórico fotógrafo de Prensa y vecino de Chamberí, opina que "si la plaza no se convierte en un basurero, pasen las obras". Hecha esta concesión, remata: "Ha quedado demasiado cerrada. La gente se distraía en el espacio abierto. Ahora es como un pequeño patio. No me gusta verla cercada, encerrada. Como artista, amo lo abierto". La pintora Amalia Avia -en cuya obra Madrid es tema fundamental- quiere ir a pie un día de estos a ver la plaza. "No llegué a pintarla. Nunca fue una plaza muy característica de Madrid. Quiero verla despacio, para hacerme una idea más completa, pero, siento tener que decirlo, desde el coche no me ha gustado lo que han hecho".Chamberí es el distrito más pequeño -465,62 hectáreas de superficie- y el más denso de Madrid, tanto en población como en comercios y en establecimientos de espectáculos, según datos estadísticos de 1979: 66.810 familias, con un total de 206.503 habitantes.

En los últimos años, la población ha descendido. Se ha incrementado, sin embargo, el parque de automóviles, que en 1979 representaba el 22% de los existentes en la ciudad. Y un 40% de sus casas tiene más de 50 años.

El vecindario ha reivindicado durante muchos años espacios libres y vegetación donde niños y adultos pudieran romper la tensión del asfalto. Hace un año, la junta municipal decidió mejorar la plaza de Chamberí. Esta plaza incluía un arbolado rincón que era un habitual lugar de encuentro, junto a la perspectiva del cruce de las calles de Luchana y de Eduardo Dato con Santa Engracia.

Pero la mayoría del vecindario se manifiesta adverso al resultado final de la reforma. "Han destrozado la plaza, se ha perdido la vista que se tenía al estar sentado allí" se lamenta lldefonso Fernández Perez, ex presidente de la asociación vecinal Nuestra Señora del Carmen, ya desaparecida. La asociación Adelante no conoció de antemano el proyecto de obras, según su presidenta, María Dolores Monedeo: "No nos avisaron. Ha quedado espantosa, antiestética. Un hoyo donde los niños se asan". Carmen de la Puerta, presidenta de la asociación Tradición y Progreso, entiende que "ese dinero, el que se haya gastado, se podía haber invertido en otra cosa. La obra es bonita, pero inadecuada al sitio".

Carmen Álvarez, propietaria desde hace 40 años de una carnicería en la plaza, afirma que la reforma "es una tontería, quita vista y aire". Y añade: "Demasiado honda. Da calor, y cuando llueva, va a ser un barrizal". Unas puertas más allá, Genoveva Cofiño, asturiana, portera en la casa desde hace 15 años, cree recoger "con exactitud" el sentir de sus vecinos: "Va a ser un refugio de drogadictos. Antes se veía todo y ahora no se ve nada". El zapatero de enfrente, Ángel Álvaro, contemplaba la plaza desde la orilla donde estuvo el cine Chueca -su desaparición ya marcó un grave deterioro de la plaza- y ahora contempla "el monumento" según lo llama él. "El monumento está bien", dice, "pero en general la plaza ha quedado muy cerrada".

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