Un empleado del Banco de Brasil se apropió de 471 millones de la Caja Rural de Madrid

Un directivo de la oficina del Banco de Brasil, Gabriel Mancera Giraldo, reconoció por escrito haberse apropiado de fondos por valor de 471 millones de pesetas, depositados, por la Caja Rural Provincial de Madrid en aquella institución, en complicidad con un empleado de la caja rural, que fue intervenida por el Banco de España el viernes de la semana pasada.El empleado del Banco de Brasil aceptó su participación en la apropiación indebida de 471 millones de pesetas cuando un inspector del Banco de Crédito Agrícola, que estaba realizando una auditoría interna contemplada dentro del convenio de asociación entre el banco oficial y algunas cajas rurales, detectó diferencias entre la cifra de saldo de la cuenta de tesorería que la Caja Rural de Madrid mantenía en el Banco de Brasil. El hecho se conoció porque no eran las mismas las cifras proporcionadas por la entidad extranjera y las que figuraban en el balance de la caja rural.

Los responsables del Banco de Brasil cursaron una denuncia ante la policía, que procedió a detener a Gabriel Mancera al día siguiente, y comunicaron de forma inmediata los hechos al Banco de España y al Banco de Crédito Agrícola. El Banco de Brasil ha iniciado una auditoría interna para conocer la cuantía total de los hechos.

El consejo ejecutivo del Banco de España decidió el pasado viernes la intervención de la Caja Rural Provincial de Madrid como consecuencia de estas irregularidades e iniciar una inspección de las actividades realizadas por la caja rural hasta ahora para poder cuantificar el volumen de fondos efectivamente detraidos por este conducto y la posibilidad de que se hayan producido otros hechos no descubiertos.

La Caja Rural de Madrid se asoció al Banco de Crédito Agrícola en 1984, dentro de los acuerdos de saneamiento de varias entidades cooperativas de crédito, entre las que se encontraba dicha caja, que habían incurrido en pérdidas en muchos casos superiores a su recursos propios.

Las pérdidas reconociddas por los directivos de la Caja Rural Provincial de Madrid en aquel momento ascendían a 1.377 millones de pesetas, cuando sus recursos propios eran de 1.102 millones de pesetas.