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Los peligros de la mili

El último toque de diana de Antoni Nebot Oliveres

Antoni Nebot Oliveres, de 18 años, había decidido presentarse voluntario al servicio militar, que inició el pasado mes de abril, para poder permanecer cerca de casa y ayudar a su padre en la atención del bar propiedad de la familia. El pasado jueves, como la mayor parte de los días, salió de su modesto domicilio de la calle de Espalter número 5, en el barrio del Raval, de Barcelona, poco después de las seis de la mañana, para llegar a tiempo a diana. A las 8.25, mientras se encontraba en un dormitorio contiguo a la sala de armas del Regimiento de Artillería Antiaérea número 72, del cuartel de Sant Andreu, recibió por la espalda el impacto de una bala procedente de una pistola que un cabo estaba manipulando.Trasladado inmediatamente a la residencia sanitaria del Valle de Hebrón, en Barcelona, Antoni Nebot falleció una hora más tarde. El proyectil le entró limpiamente por el omóplato y le afectó al corazón. La versión oficial facilitada por la Capitanía General de Cataluña indicaba escuetamente que mientras los soldados que el día antes habían efectuado el servicio de guardia se encontraban devolviendo sus equipos en el cuarto de armamento, un cabo, por motivos aún desconocidos, recogió una de las pistolas que se hallaban sobre la mesa y la montó. Al parecer, el cabo realizó la operación con el dedo puesto en el gatillo, lo que provocó el disparo del arma.

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Muerte en los cuarteles

Consternación

Unas horas después de conocer la noticia por boca del coronel del regimiento, la madre de Antoni Nebot era la única que aún tenía un cierto ánimo para explicar algo. Mientras atendía a familiares, vecinos y amigos que acudían a su domicilio, todavía sin creer lo que había ocurrido musitaba: "Ha sido muy duro, hace unas horas me dijo adiós como cada día, y ahora está muerto". Sobre una mesita del pequeño recibidor aún está colocada una muñeca vestida con uniforme militar. "La trajo mi hijo hace unas semanas", explicó, conteniendo las lágrimas. Apenas pronunció cuatro palabras más: "Le gustaba la electrónica, era un chico estupendo". Luego, con un cortés "disculpen", se retiró a una habitación contigua donde su esposo permanecía tendido, a oscuras, sin querer ver a nadie.

A la espera de que el instructor militar avance en las investigaciones, el cabo al que se le disparó el arma permanece en arresto preventivo en las dependencias del regimiento de Artillería. Antoni Nebot fue enterrado ayer en el cementerio de Montjuïc, de Barcelona, tras un funeral celebrado en la capilla del hospital Militar, adonde había sido trasladado tras practicársele la autopsia en el Instituto Anatómico Forense.

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