Muerte en los cuarteles

Los juegos de la guerra, en tiempo de paz, también producen una continua sucesión de muertes. Cada semana fallecen en España dos soldados de reemplazo y otros 21 resultan heridos por las más diversas causas: accidentes, imprudencia en el manejo de las armas, suicidios, etcétera. A lo largo de los primeros nueve meses de este año, según las últimas estadísticas del Ejército de Tierra, han fallecido 72 soldados y otros 807 sufrieron heridas y lesiones diversas.

Fuentes castrenses, que no ocultan su preocupación por tan dramática estadística, aseguran que la siniestrabilidad en el Ejército español no es superior a la que se produce en otros Ejércitos europeos y achacan a las imprudencias de los soldados la mayor parte de los accidentes que se producen. El Movimiento de Objeción de Conciencia, que tiene en proyecto crear una comisión de jóvenes y familias damnificadas por el servicio militar, refuta estas argumentaciones: "No hay ninguna razón de seguridad nacional, en tiempo de paz, que justifique la muerte de un solo joven, y son muchos los que fallecen anualmente", afirma Mariano Macho.Tres de cada cuatro accidentes que se producen durante el servicio militar, al que acceden unos 250.000 en cada reemplazo, se producen durante los servicios de armas (el 28,9%) o en la manipulación de las mismas (45,3%). Fuentes del Ejército sostienen que la reducción en la edad de incorporación a filas de los 21 a los 18 y 19 años explica muchos de estos siniestros. Atribuyen a la curiosidad de los jóvenes por las armas y a la inmadurez e irresponsabilidad propia de la adolescencia, junto a las tensiones de todo tipo que afectan a muchos de los componentes de estos reemplazos (dificultades para encontrar empleo, problemas familiares, etcétera), el incremento en los últimos años de este tipo de accidentes. Insisten en que se ha intensificado en los cuarteles la instrucción sobre el manejo correcto de las armas y sobre el peligro que supone una manipulación incorrecta o irresponsable de las mismas. "De hecho, este tipo de accidentes con armas se ha reducido, sobre el total de los que se han producido entre los soldados, de un 74,2% en 1984 a un 63,6% en los nueve primeros meses de este año", señalan las citadas fuentes castrenses.

Como niños

"Hacemos todo lo que podemos para impedir este tipo de accidentes", agregan, "pero muertos y heridos va a haber siempre. No se puede evitar que un soldado, y es un caso muy frecuente, juegue irresponsablemente a apuntar con una pistola a un compañero, emulando imágenes del cine o la televisión, sin que sus superiores puedan percatarse de su acción. Cuando se descubre a un soldado realizando este tipo de bromas irresponsables se le sanciona aunque no se llegue a producir accidente alguno. Pero es como los accidentes infantiles, por mucho que se vigile a los niños siempre hay riesgo de que en un descuido de la madre metan los dedos en un enchufe".

Las citadas fuentes castrenses insisten en esta explicación, cuando menos sorprendente, para interpretar el elevado número de accidentes con armas que se producen durante el periodo de servicio militar.

Han aumentado en los tres primeros trimestres de 1985, en relación con el pasado año, los accidentes producidos durante los ejercicios de tiro, que han pasado de un 20% a un 30% del total. No obstante, siempre según fuentes militares, la mayor parte de estos accidentes son lesiones irrelevantes producidas por los mecanismos de cierre de los fusiles o por contusiones provocadas por la expulsión automática de las vainas de las balas disparadas. "El número de accidentes durante los ejerci-