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Grandes ovaciones a Thatcher en la clausura del congreso de su partido

La primera ministra británica, Margaret Thatcher, clausuró ayer el 102º congreso del Partido Conservador con una vibrante profesión de fe en el futuro del Reino Unido y una invitación al pueblo británico para que entre en la próxima década del brazo de los conservadores. "Marchad con nosotros hacia la próxima década", fue el mensaje de la señora Thatcher a la nación, mientras los más de 1.500 delegados asistentes le tributaban una interminable ovación, en el salón principal de los Jardines de Invierno de Blackpool, que ha albergado desde el pasado martes el congreso anual de los tories.La primera ministra, que pronunció su discurso de cerca de media hora en tono firme y pausado y sin mirar una sola vez a sus notas, esbozó el panorama que le gustaría conseguir para su país en la década de los noventa. "Una Gran Bretaña donde tres de cada cuatro familias sean propietarias de su propia casa; donde tener acciones sea tan corriente como tener coche; donde las familias tengan un grado de independencia no soñado por sus antepasados; donde resurja la iniciativa privada con más autopatronos, más empresas y más trabajo; donde el nivel de la seguridad social sea mejor que el mejor de los soñados; donde los ahorros mantengan su poder adquisitivo; donde la gente pueda pensar en retirarse segura de tener una pensión y confiada en su poder de compra; donde los niveles de nuestras escuelas sean un motivo de orgullo y donde los hombres y mujeres, respetuosos de la ley, puedan vivir tranquilos con sus hijos, sabiendo que su barrio y su país son sitios seguros".

En resumen, toda una filosofía que su Gobierno ha intentado poner en práctica desde su primer triunfo electoral en las elecciones generales de 1979. Nada de cambios de rumbo. La medicina es amarga, pero está empezando a dar sus frutos. "Poco a poco", dijo Margaret Thatcher, "estamos empezando a empujar hacia atrás las fronteras del socialismo y devolviendo el poder al pueblo".

La primera ministra recordó que hace justo 10 años, "en este mismo lugar y en un congreso similar, me dirigí por primera vez al partido como su líder y afirmé que no era mi propósito seguir presidiendo la decadencia de Gran Bretaña ni permitir la perpetuación del socialismo por delegación".

En un demoledor ataque contra el Partido Laborista, lo acusó de haber convertido a Gran Bretaña en el "enfermo de Europa". "Los sucesivos Gobiernos laboristas -dijo- esquivaban los problemas en lugar de enfrentarse a ellos".

"A los conservadores se nos dijo", prosiguió, "que no se podían reformar las, leyes sindicales, pero lo hicimos; se nos dijo que no podíamos abolir los controles sobre precios y salarios porque la inflación se dispararía, pero lo hicimos, y en lugar de subir, bajó; se nos dijo que no podíamos vender a sus inquilinos las casas sociales, y lo hicimos, y las casas se vendieron como rosquillas; se nos dijo que no podíamos privatizar las empresas públicas, y lo hicimos, y los trabajadores hicieron cola para comprar las acciones".

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