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Un sacerdote denuncia 'el muro de silencio'

"Que existen serias implicaciones entre miembros de la policía con el tráfico de drogas es un secreto a voces en los barrios marginales madrileños. Policías que se quedan con parte de la droga confiscada, policías que protegen a camellos concretos, policías que ellos mismos son heroinómanos. Lo terrible es el muro de silencio oficial que rodea estos hechos", afirmó ayer Enrique de Castro, sacerdote, aglutinador de un grupo activo de jóvenes que, en los barrios madrileños de Entrevías y Vallecas principalmente, desarrollan su particular cruzada contra la marginación juvenil.Estas opiniones, expresadas públicamente a través de los medios de comunicación, motivaron que miembros de la Policía Nacional de tres comisarías madrileñas presentaran denuncia contra él. A su vez, De Castro presentó una denuncia que ha sido sobreseída. Este periódico ha recogido declaraciones de un traficante, condenado en su día y hoy en libertad, que fue detenido en Barajas con 600 gramos de heroína, cantidad que en las diligencias policiales fue rebajada a 575 gramos.

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"Es prácticamente imposible recopilar pruebas que demuestren la veracidad de este estado de cosas", afirmó ayer De Castro, "si la propia policía no abre una investigación rigurosa. Investigación que tampoco es tan diflicil". "En Entrevías, todo el mundo conoce a una de las mayores distribuidoras de droga, cuya casa estaba -se cambió hace pocos meses- situada casi enfrente de la comisaría. Los policías han efectuado multitud de redadas en la puerta del bloque, han confiscado la droga que los heroinómanos acababan de comprar, pero nunca se han metido con ella. Un caso totalmente similar sucede en Parla", añade el sacerdote.

"Yo mismo", dice De Castro, .ayudé en una ocasión a un polícía, heroinómano, que había resultado herido por un balazo en la pierna durante un atraco".

El sacerdote manifiesta haber hablado de estas cuestiones con el fiscal antidroga, José Jiménez Villarejo, con el diputado Pablo Castellano, con jueces de instrucción y con el Defensor del Pueblo. "Todos me dicen", agrega De Castro, "que aporte pruebas. Yo les digo que investiguen ellos que tienen medios y poder. Mis testigos son los jóvenes implicados, cuya palabra no es valorada y que no se atreven a denunciar estos casos por la desconfianza que les merece la propia policía".

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