Mac Guffin
El Mac Guffin era el truco narrativo que Hitchcock utilizaba en sus películas para echarle intriga a la aventura, motivar las peripecias de sus personajes, seducir al espectador y luego contar otra historia. El Mac Guffin puede ser cualquier cosa: documentos robados de los que depende la seguridad mundial, esa terribe fórmula bioquímica que cambiará el curso de la guerra, los planos de la fortaleza teóricamente inexpugnable, un nuevo motor de avión, escalofriantes secretos de gobierno. El Mac Guffin es el pretexto que arranca el relato, justifica las dramáticas idas y venidas de los personajes y distrae la atención del espectador. Pero el Mac Guffin siempre es cortina de humo, agua de borrajas, juego malabar, nada de nada. El Mac Guffin de Encadenados era el uranio enriquecido que los nazis ocultaban en botellas de champán, pero no se trataba de una película sobre la bomba atómica. Sin el Mac Guffin no hay historia pero la verdadera historia nunca es el Mac Guffin.Excepto aquí, que vivimos las narraciones justamente al contrario de lo que preceptua la ley de Hitchcock. Y no se si por astucia de uno o ingenuidad de muchos. Repaso los últimos acontecimientos que le echaron suspense al patio nacional y sólo encuentro Mac Guffin, y encima de la serie B. El vídeo de Fraga, el Azor de Felipe, el romance de Boyer, las tribulaciones del vuelo a China, la televisión de Calviño. Nos agarramos al Mac Guffin y olvidamos que en este fin de siglo la historia circula por otra parte. Así se explica el delirante caso de Fraga. Vampirizado por el Mac Guffin del pirulí, el gallego ha cambiado su estatuto de jefe de la oposición a Felipe González por el de jefe de la oposición a Calviño. Nuestro Mac Guffin más clamoroso, sin embargo, es el referendum sobre la OTAN. No sólo hemos elevado esa anécdota a categoría filosófica, a fundamento ideológico y a motor social, lo cual es mucho elevar, sino que gracias a este bizantinismo han creado desierto alrededor del poder. Mientras polemizamos del Mac Guffin otánico, el gato blanquinegro sigue cazando ratones electorales aunque luzca raya en medio. Alguien, en las alturas, está revisando la filmografía de Hitchcock.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.