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Prisión incondicional para el cabo que mató a un presunto delincuente en Sevilla

El ahogado de Antonio Vais Portillo, cabo primero del Ejército que a mediodía del miércoles dio muerte por disparos de su pistola a un joven de la barriada sevillana de Torreblanca que presuntamente estaba cometiendo un robo, manifestó ayer a este periódico que en ningún momento su defendido tiró a dar al presunto ladrón, sino que la bala que le hirió mortalmente debió darle de rebote. El cabo se encuentra por orden judicial en prisión incondicional, en su propio acuartelamiento, mientras se realizan las diligencias judiciales.

El cadáver del fallecido, Aquilino Fernández Jiménez, fue inhumado ayer a mediodía en el cementerio sevillano de San Fernando. Los restos mortales fueron conducidos desde el mortuorio de la residencia de la Seguridad Social Virgen del Rocío, en cuyos servicios le había sido practicada la autopsia. La madre del fallecido, Josefa Jiménez, no cesaba de gritar "Canalla, canalla", en referencia al autor de la muerte de su hijo, cuando se inició el cortejo fúnebre. En el cementerio se produjeron escenas de gran dolor, protagonizadas por familiares y allegados, quienes coincidieron en negar que Aquilino Jiménez hubiera tomado parte en el tirón que el cabo Antonio Vals pretendió atajar. Asimismo, afirmaron que Aquilino no era delincuente habitual. Según otras fuentes, solamente había sido detenido en una ocasión, recientemente, y fue puesto en libertad.Según la versión de los hechos reconstruida con varios testimonios, el cabo viajaba en un vehículo militar con la sola compañía del conductor del mismo cuando presenció cómo varios jóvenes rompían el cristal de un automóvil matrícula. de Bilbao que estaba detenido ante un semáforo situado en la carretera Sevilla-Málaga, a la altura de la barriada de Torreblanca. El vehículo estaba ocupado por dos matrimonios, y del mismo, según la versión del abogado del cabo, salió uno de sus ocupantes, que acompañó a Antonio Vals en la persecución de los presuntos delincuentes y estuvo junto a él cuando disparó, en un campo de fútbol anejo por donde huyeron los presuntos ladrones.

Según fuentes relacionadas con el caso, este campo de fútbol, situado junto a la carretera, es utilizado habitualmente para huir por los autores de este tipo de asaltos a los automóviles.

El abogado defensor, Antonio Portillo, manifestó a este, periódico que el cabo, cuando el muchacho cayó herido, intentó auxiliarle y después acudió a la cercana comisaría del barrio de Torreblanca y dio aviso de lo sucedido. Una patrulla recogió al herido y lo trasladó al centro hospitalario, donde ingresó cadáver.

Al parecer, algunas personas que presenciaron los hechos lanzaron piedras contra los policías que habían acudido y contra el propio cabo Antonio Vals, mientras otras reprochaban su acción a las primeras.

El cabo quedó en el cercano acuartelamiento de San Fernando, donde después le recogió una patrulla policial, que le condujo a la comisaría del barrio de Nervión, ya en el casco urbano de Sevilla. Allí se practicaron las diligencias, hasta que a la s nueve de la noche el cabo Antonio Vals fue conducido ante el juez de guardia, quien decretó su ingreso en prisión incondicional.

Antonio Vals Portillo ha quedado preso en la prevención de su propio acuartelamiento.

El cabo cumplía el servicio militar por su reemplazo normal, y le faltaban pocos meses para licenciarse.

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