Una excepción en la tradición militar latinoamericana
A. C., Líber Seregni es considerado como un caso atípico en la tradición militar conservadora y gol pista latinoamericana. Para este hombre afable, y sobre todo sencillo, este hecho se reduce a una simple explicación sociológica: "La historia es injusta y a veces, por cuestiones coyunturales, da a algunos hombres un papel relevante debido a la necesidad de simbología de la sociedad ante determinadas situaciones. En algunos casos esto ocurre, como en la antigüedad, a través de la personificación de objetos inanimados, otras se toma como símbolo a una persona". Para Seregni, esta "profunda injusticia" es la que le ha convertido en el símbolo de la oposición durante los 12 años de dictadura militar, así como de los presos políticos uruguayos. "Pero no hay que olvidar", añade, "que conmigo se hallaban presos otros 30 oficiales de las Fuerzas Armadas, que otros 30 tuvieron que vivir en el exilio y que más de 150 fueron pasados a retiro obligatorio".
Conocido por su brillante carrera militar, su amplia cultura, su defensa de la no violencia, Seregni fue detenido por primera vez en 1973, tras haber participado en una manifestación a favor de las libertades democráticas.
Un año después fue puesto en libertad vigilada. Seregni rechazó las ofertas recibidas para exiliarse a México, y en 1976 fue detenido de nuevo y condenado a 14 años de cárcel. Sometido a la tortura y a las más duras condiciones de reclusión, su liberación, en marzo de 1984, fue acogida como un signo de esperanza en el proceso de devolución del Gobierno a los civiles que culminó con la celebración de elecciones el pasado 25 de noviembre.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.