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Las sanciones de la CEE no afectarán las relaciones comerciales de España con Suráfrica

El dinero no tiene ideología. Eso dicen. Y parece la máxima que aplican los hombres de negocios españoles en sus relaciones comerciales con la República de África del Sur.Unas relaciones fantasmas con un país que, según la Organización de Naciones Unidas (ONU), no existe y que poco o nada se verán mermadas tras la reciente decisión de los países miembros de la CEE de aplicar una serie de restricciones económicas. En 1984 el comercio español con Suráfrica se incrementó en un 39%, con intercambios de 46.917 millones de pesetas. Para 1985, las perspectivas son peores. La crisis económica local ha provocado en un año una devaluación de casi el 100% de su moneda, el rand.

La decisión recientemente adoptada por los países miembros de la Comunidad Económica Europea (CEE), con la excepción de Gran Bretaña, de aplicar restricciones a las relaciones comerciales con Suráfrica tendrá efectos prácticamente nulos para los intercambios entre España y aquel país africano. Las restricciones afectarán a las exportaciones de productos petrolíferos -prácticamente inexistentes en la actualidad-, material sensible y cualquier nuevo contrato en el sector nuclear. Ninguno de estos tres capítulos figura en la relación de importaciones-exportaciones entre España y Suráfrica, lo que en principio parece indicar que estas relaciones no se van a modificar en absoluto por la vía política. España importa de África del Sur básicamente combustibles minerales, fundiciones de hierro y acero, combustibles minerales, lana y pelos y pieles y curtidos. A la inversa, los intercambios más importantes se centran en máquinas y aparatos eléctricos, géneros de punto, productos químicos inorgánicos, materias plásticas artificiales y curiosamente armas de caza con su correspondiente munición. No obstante, se espera que el flujo comercial entre los dos países caiga este año, debido sobre todo a la acentuada crisis económica que padece actualmente Suráfrica y cuyo síntoma más evidente es la devaluación galopante que está sufriendo su moneda, el rand, a lo largo del último año. En poco más de doce meses, el rand -equiparable al dólar estadounidense a principios de 1984- ha pasado a tener un valor de 0,41 dólares, lo que ha frenado ya de por sí las relaciones comerciales entre ambos países.

En los seis primeros meses del presente año, las exportaciones españolas han caído un 16% en dólares y, según fuentes de la Secretaría de Estado de Comercio el descenso puede ser todavía mayor en lo que queda de año. España importó productos surafricanos el pasado año por un importe de 165,4 millones de dólares (27.225 millones de pesetas) y exportó por valor de (20.790 millones de pesetas). Hasta junio de este año, las importaciones españolas superaban los 17.000 millones de pesetas, mientras que las exportaciones se situaban en 8.358 millones de pesetas.

Las previsiones negativas hasta finales de año se basan, según la agregaduría comercial española en Petroria, en la sequía de visitas empresariales a aquel país desde hace unos meses. "El año comenzó con la llegada de varias misiones comerciales", afirma Carlos Díaz, agregado comercial, "como las de las Cámaras de Comercio de Madrid, Bilbao o Sabadell, pero en los últimos meses no ha vuelto a aparecer nadie".

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Frialdad oficial

La característica fundamental de las relaciones económicas, como de las políticas, entre los dos países es la frialdad oficial. La Administración socialista española nunca ha organizado o mantenido ningún contacto oficial con Suráfrica y su apoyo a los exportadores españoles se ha limitado a actuaciones puntuales del Instituto Nacional de Fomento a la Exportación (INFE). La mayor preocupación que ha tenido el Gobierno español en estas relaciones ha sido la de no incumplir, en ningún caso, la resolución que la ONU adoptó en 1977 prohibiendo la venta de armas al régimen racista de Pretoria.

Este celo del Gobierno socialista le causó un grave conflicto de intereses, cuando en abril de 1983 se vió obligado a rechazar un importante contrato militar con África del Sur, por valor de 40.800 millones de pesetas, para suministrar y reparar piezas a varias unidades de la Marina de Guerra de ese país. El rechazo de este pedido bloqueó la posibilidad de que la Empresa Nacional Bazán pudiera llegar a construir varios submarinos -los importes por unidad oscilaban entre los 16.006 y los 20.500 millones de pesetas-, justo en unos momentos,en los que la situación del astillero público español era más delicada.

"En Suráfrica", afirma Carlos Díaz, agregado comercial español en Petroria,"se vende un poco de muchas cosas". Esto hace que las relaciones entre los dos países sean poco profundas y que la presencia de grandes empresas españolas en ese país sea casi testimonial.

Al margen del sector pesquero, donde la presencia española es muy fuerte con inversiones mixtas como la de Pescanova o las actividades que desarrolla la Asociación Nacional de Merluceros (ANAMER), la única gran empresa con presencia activa -mantiene una delegación compuesta por unas 25 personas- es Iberia. Ocasionalmente, empresas como ERT, Jhon Deree o IBM han realizado operaciones puntuales.

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