Felipe González afirma que con su visita pretende incrementar las inversiones japonesas en España
El presidente del Gobierno español, Felipe González, manifestó ayer en el avión que le conducía desde China a Japón que pretende incrementar las inversiones niponas en España, así como explorar nuevas líneas de penetración, comercial en ese país. González llegó ayer a Kioto en visita privada y esta tarde iniciará su estancia oficial en Tokio, en donde se entrevistará con el primer ministro, Yastihiro Nakasone. Durante un encuentro con los periodistas, González comentó que su viaje a China había resultado muy bien. "Creo que hemos dado un gran impulso a las relaciones económicas y comerciales", dijo.
Antes de salir de Shanghai hacia Kioto, el presidente del Gobierno español recibió una llamada telefónica de su homólogo chino, Zhao Ziyang, quien le mostró su satisfacción por la visita.En Kioto, González recorrió la ciudad en un autobús especial, acompañado de su comitiva, visitando -vestido con atuendo deportivo y haciendo fotos- los templos de Kinkakuji, Ryoanji, Tatsamura Shokuhoen y el santuario de Helan. El matrimonio González fue alojado en una suite japonesa de un hotel.
Una esterilla y un kimono
En su habitación, casi completamente vacía, había sólo un tatami (esterilla) y una percha con un quimono. Por la noche fueron instaladas, a la costumbre japonesa, unas colchonetas sobre el suelo en las que durmieron. El baño era también tradicional: una estrecha pileta vertical (ofuro), llena de agua muy caliente, en la que hay que sumergirse en cuclillas para que el agua llegue al cuello.
La presencia de Felipe González en Japón permitirá institucionalizar -como se ha establecido con China hace unos días- los contactos políticos periódicos, según informó anoche el ministro de Cultura y portavoz del Gobierno, Javier Solana.
Solana dijo que durante esta visita se tratará también de coordinar los intereses de ambos países en Latinoamérica y en el mundo árabe. España tiene con Japón proyectos de cooperación industrial conjuntos en Argelia, Filipinas, Marruecos y Tailandia. Ambos tienen el deseo de construir juntos el nuevo aeropuerto internacional de Shanghai, en China.
Solana se mostró ayer optimista por las posibilidades de España en Asia. En 1986, recordó, España será miembro de pleno derecho del Banco Asiático para el Desarrollo, lo que le permitirá asistir a las licitaciones que se hagan con financiación de este banco. Para seguir intentando abrir nuevos mercados y conseguir nuevos proyectos, a Japón llegaron 20 de los 32 hombres de negocios que salieron de Madrid con González si bien en este país ya no forman parte oficial de la delegación.
Según datos de 1984, Japón es el punto de origen del 3% de las importaciones españolas y él de destino del 1,6% de las exportaciones. Como el resto de países del mundo, España es deficitaria en su comercio con Japón.
En ese año se exportó por valor de unos 370 millones de dólares (más de 61.000 millones de pesetas al cambio actual) y se importó por valor de 880 millones de dólares (más de 145.000 millones de pesetas). Productos alimenticios y pescados son los dos capítulos más importantes de las exportaciones españolas, tratándose ahora de incrementar la venta de vinos y cítricos.
También se trata de incrementar las inversiones japonesas en España, que han aumentado fuertemente en los últimos años. De suponer el 0,37% del total de las inversiones extranjeras en España en 1978, en 1984 han pasado a suponer el 6,5%, si bien en este aumento influyó grandemente una sola operación: los 500 millones de dólares, aproximadamente, que Nissan invirtió en Motor Ibérica. Ayer, el influyente diario japonés Yomiuri Shimbun (11 millones de ejemplares de difusión diaria) publicaba un editorial en el que se alababan los cambios introducidos en España por Felipe González, al que llamaba hombre-tifón.
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