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El color de unos ojos se olvida antes que el aroma del perfume

Las cotizaciones ralentizan cada vez más el goteo a la baja -ayer el índice general cedió nueve centésimas-, pero la apática situación que atraviesa el mercado bursátil permanece invariable respecto a jornadas anteriores.Parece claro que los inversotes prefieren no entrar a valorar ni los buenos resultados de la coyuntura económica ni la marcha semestral de las empresas, ni incluso el continuado descenso de los tipos de interés. Otras interrogantes tienen ahora mayor peso en la toma de decisiones de los operadores que, por el momento, mantienen contra viento y marea su ya habitual actitud prudente.

Y aunque los inversores se olviden del precio del dinero, parece obligado señalar que el Banco de España inyectó ayer otros 155.300 millones de pesetas en el sistema con una subasta de préstamos a un día y al 12%, el mismo tipo que en la jornada anterior. El interbancario, sin embargo, registró una nueva flexión a la baja, con los depósitos a un día situados. al 11,63%, (11,99% anterior) y al 11,97% a tres meses (11,99% anterior). Pero es un abaratamiento que no produce mayor influencia en la bolsa.

Los analistas, en todo caso, esperan la decisión que adopten las carteras institucionales en el momento en que tengan que enfrenitarse en este mes al vencimiento de esos 315.500 millones de pesetas en pagarés del Tesoro. La hipótesis optimista apuesta en favor de que una parte de ese dinero se podría dirigir hacia la renta variable. Pero lo más sensato es pensar que, si no cambian las cosas, las instituciones preferirán mantener esas mismas posiciones, incluso con los dos puntos que han perdido desde antes del verano.

Y para que la apatía bursátil, marcada por la falta de órdenes compradoras y vendedoras, es necesario que se resuelvan todas las incógnitas que los observadores están cansados de repetir: la clarificación del nuevo reglamento del impuesto sobre la renta, especialmente en lo que afecta a las deducciones por inversión y al tratamiento de minusvalías y plusvalías; qué va a pasar con los intercambios eléctricos; la futura evolución del dolar y de la peseta, y la publicación del reglamento sobre activos financieros.

Los analistas se muestran desconfiados ante la actual situación, y existe un sentimiento de que la política económica sigue la dirección del viento, sin que exista un timonel dispue`sto a marcar el rumbo, desde la remodelación del Gabinete que supuso la salida de Boyer. Ese sentirniento de que el país se encuentra paralizado se ha visto agravado por el paréntesis vacacional, ampliado coyunturalmente a cuenta del viaje que realiza el presidente del Gobierno a China y Japón. Todos los asuntos pendientes parecen estar esperando su regreso.

Ahora las máximas esperanzas, aunque pueda parecer un contrasentido, están depositadas en la evolución bajista de la peseta. Algunos expertos consideran que si el dólar continúa su ascensión, ello podría favorecer el retorno de los inversores extranjeros que, a lo largo de las últimas jornadas, han estado saliendo del mercado madrileño. El lado negativo de este planteamiento es que el repunte de la divisa norteamericana conlleva un encarecimiento de la deuda de bastantes, empresas. Otro círculo vicioso.

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