Hoy comienza la conferencia ministerial para la reforma de la CEE

La Conferencia intergubernamental de ministros de Asuntos Exteriores para la reforma de las Comunidades Europeas se reúne por primera vez esta tarde en Luxemburgo para debatir principalmente el marco de este ejercicio, sus límites y su ámbito. El debate de fondo vendrá después. Nadie quiere dar la impresión de bloquear, a estas alturas, la operación, pero en los temas básicos las posiciones de los "diez más dos" están aún alejadas. La fijación de un verdadero calendario de objetivos fue el sistema que se eligió en 1958 para hacer arrancar el Mercado Común y el mismo método vuelve a resurgir ahora.La presidencia luxemburguesa quiere un ejercicio preciso, para no repetir los anteriores. Ha pedido que los países presenten propuestas concretas antes del 15 de octubre. Los "diez" ya han ampliado el plazo hasta el 15 de noviembre. La Comisión Europea presentará sus propias propuestas en breve, posiblemente esta misma semana. La esperanza es limitada: que en la Cumbre Europea del 2 y 3 de diciembre se llegue, sino a conclusiones, sí a un debate en profundidad. Los representantes permanentes de los "diez", con España y Portugal como observadores, han estado preparando durante la pasada semana el encuentro ministerial, en base a documentos elaborados por la actual Presidencia luxemburguesa del Consejo de Ministros de la CEE.

La Presidencia pretende que se discutan ahora los nuevos campos y objetivos que permitan completar, modificándolo en su caso, el Tratado de Roma y ampliando las competencias de la CEE. Estos son principalmente la creación de un espacio económico en la CEE (con un mercado único en todos los aspectos incluyendo el monetario), la dimensión tecnológica, el medio ambiente, la cultura, la educación y la sanidad.

Temor al fracaso

Todos los participantes son conscientes de que el fracaso de la Conferencia sería un duro golpe para la credibilidad de la CEE, tanto frente al exterior como respecto a su opinión pública. En la cuestión de las reformas hay dos planos diferentes pero paralelos: la reforma en sí de algunos artículos del Tratado de Roma (como el 57 y el 100, que permitirían la creación de un verdadero mercado interior), y la reforma, sin modificación legal, del funcionamiento de la CEE, con una limitación del uso del veto.

Los países más dispuestos a avanzar en el terreno de la reforma son los del Benelux. Los más reacios son Grecia y Dinamarca. Entre ellos se sitúan los demas. Habrá que prestar una atención especial a Francia que, bajo las grandes palabras esconde sumos recelos hacia una auténtica integración europea de carácter más supranacional, según observan medios comunitarios. Por su parte, el embajador español ante la CEE, Gabriel Ferrán, manifestó en la última cena de los embajadores, que la postura española sería abierta y positiva.