España, subcampeona mundial de fútbol juvenil

España se tuvo que conformar con proclamarse subcampeona del mundo de categoría juvenil al ser derrotada en el partido final por el equipo que partió como favorito: Brasil. El conjunto español no regaló en momento alguno el título, como lo demuestra el hecho de que el triunfo brasileño tuvo que decidirse en la prórroga. España, además, jugó con un hombre menos durante casi 60 de los 120 minutos de que constó el encuentro. Brasil mereció el triunfo porque le buscó con mayor ahínco y creó mayor número de ocasiones de gol. El subcampeonato conseguido por España, la mejor clasificación que obtiene en toda la historia, supone un gran mérito y es un éxito si se tiene en cuenta las escasas facilidades con que contó, tanto por parte de los clubes en los que militan sus jugadores como de la propia federación española.La casi continua lluvia que cayó sobre el cesped del estadio Lenin durante la mayor parte del partido deslució el juego estilista y técnico de los brasileños, al mismo tiempo que favoreció el sistema defensivo de los jugadores de Jesús Pereda. Pero la primera ocasión de abrir el marcador del partido correspondió a España. Apenas transcurrieron dos minutos de juego cuando Marcelino disparó a las manos de Claudi. El portero brasileño, después, apenas fue inquietado con excepción de un tiro de Gay, a los 40 minutos, que pegó en todo el ángulo izquierdo de su meta. Unzue, por el contrario, durante ese intervalo se convirtió en la figura el equipo español al anular con sus paradas jugadas de goles cantadas protagonizadas por Dida y Gerson con un solo minuto de diferencia, del 23 al 24, y por Miller, a los 39.

España supo sujetar con precisión y tranquilidad el agobio casi continuo de Brasil durante: todo el tiempo reglamentario. Cuando el equipo español se quedó con 10 jugadores por la expulsión de Mendiondo, a partir del minuto 63, fue cuando consiguió desprenderse de la presión brasileña, cuyos jugadores cedieron bastante en sus marcajes. Fue entonces cuando Losada y Gay, ambos del Castilla, y Fernando, del Valencia -el único jugador español que juega con cierta asiduidad en Primera División-, prodigaron el contraataque, equilibraron las fuerzas e impidieron la victoria brasileña que llegó en el segundo minuto del primer periodo de la prórroga, en un descuido de marcaje de un defensa contrario, Henrique, que materializó el triunfo de su equipo.

El equipo brasileño, después de conseguir el que sería único gol del partido, se limitó a congelar el juego e imponer su táctica de contención. Esta actitud favoreció la presión que a partir de ese momento pasó a imponer el equipo español, pero el cansancio y la escasez de fuerzas impidieron que llegara el empate, aunque lo intentaron los jugadores de Pereda. El equipo brasileño no pasó demasiados apuros para defender su gol, confiado en su superioridad y con la ventaja tanto numérica como del reloj corriendo a su favor.

Nigeria, por su parte, consiguió la tercera plaza del campeonato al vencer a la Unión Soviética por penaltis (3-1), tras concluir el tiempo reglamentario y la prórroga con empate a cero. Este encuentro se disputó también en el estadio Lenin, inmediatamente antes del partido de la final.