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Alberto Corazón, diseñador, ha publicado un libro sobre la & Es un libro que, como muchos otros, en apariencia no sirve para nada. Su ventaja adicional, sin embargo, es que no sirve para nada, no sólo aparentemente. Se trata de una historia fragmentaria a propósito de un signo cuyo principio es la palabra etcétera, pero cuyo desarrollo resulta un laberinto que ningún otro término como el etcétera definiría mejor. Se comprende por lo tanto que la obra constituya un intento vigoroso. Muy capaz de rechazar violentamente a las gentes con sentido práctico, además de tibiamente interesadas en los misterios de la banalidad.La & es como una letra, pero es más que una letra. También es menos que una letra. Espero que me sigan. En buena parte los signos del alfabeto hablan fonética y gráficamente sobre sí mismos. La l, por ejemplo, es fluida y lo dice, la s es espesa y se ocupa en esa misión. Muy diferentemente, el signo & opera como una marca, escribiendo-directamente un icono sin sensación. Su función se reproduce en su dibujo y apela al sentido de la vista abiertamente. No es, como los otros caracteres del alfabeto, una materia prima que se combina con otras materias primas y crea nuevos productos inesperados y, surtidos. La & es, de principio, una fábrica unívoca. O, en su doble acepción, vulgar y mercantil, "la compañía". ,

Fábrica o compañía, la & es ante todo útil, de la naturaleza del utillaje. Pero precisamente al trato que Alberto Corazón le presta se convierte en diseño puro. Un azar gráfico que al aislarlo se desviste de función y que al historiarlo se revela como objeto. En uno de los primitivos rasgos de la &, año 131 antes de Cristo, eran todavía distinguibles la e y la t, piezas de la palabra latina et -contracción de etcétera-, pero tras esta antigua claridad, los sucesivos puños que por los siglos escriben su forma, la despeñan en un caos. La & es, hoy, un enigmático resto de naufragio. Un pecio, que diría Sánchez Ferlosio, en el alfabeto. ¿Para qué pues tal libro?, ¿para qué tánto afán? No hay respuesta. Sólo lo que es libre, y a menudo hermoso, se niega a estas crudas encuestas.

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