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Las autoridades de Bulgaria e Irán obligaron a desviarse al avión que traslada a Felipe González a China

Las autoridades de Bulgaria e Irán prohibieron ayer, de forma inesperada, la circulación por su espacio aéreo al avión en que viaja a China al presidente del Gobierno español, Felipe González, al frente de una importante delegación gubernamental y empresarial. El avión presidencial, un DC-8 de las Fuerzas Aéreas españolas, se vio repentinamente obligado, a las 15.30 (hora peninsular), cuando sobrevolaba Irán, a desviar su rumbo y regresar a Turquía, tras la prohibición de las autoridades Militares iraníes a transitar por el espacio aéreo del norte del país "por razones estratégicas de defensa aérea", según explicó en la capital turca el portavoz del Gobierno español, Javier Solana, informa desde Ankara el enviado especial de EL PAÍS, Félix Bayón.

La negativa de Bulgaria obligó a efectuar un ligero desvío en la ruta y sobrevolar territorio griego, pero la prohibición de Irán determiné a la tripulación del DC-8 a realizar en Ankara una escala técnica que se prolongó hasta las 21.15 (hora peninsular), después de tres horas de gestiones para obtener la autorización de Chipre, Egipto y Arabia Saudí para circular por su espacio aéreo y poder continuar hacia Karachi (Pakistán), donde estaba prevista inicialmente la escala técnica.La prohibición iraní pudo estar relacionada con la guerra que mantienen Irán e Irak desde hace ya cinco años. El propio Felipe González comentó que la desautorización podía responder, "probablemente, a un problema militar de última hora" y a considerar que no era conveniente la entrada del avión español "en un país en guerra".

En cuanto a Bulgaria, las autoridades españolas afirmaron que no podían entender a qué se debía la retirada del permiso para sobrevolar el país y que, por tanto, se abrirá una investigación para esclarecer el cambio de decisión.

Fuentes del palacio de La Moncloa aseguraron a este diario que la comitiva presidencial contaba desde hace días con la aprobación expresa de las autoridades de Irán y Bulgaria para sobrevolar sus respectivos espacios aéreos.

La repentina desautorización iraní se produjo alrededor de las 17.00 (hora peninsular) cuando el DC-8 de las Fuerzas Aéreas españolas acababa de entrar en Irán y el comandante del vuelo, teniente coronel López Cano, recibió desde la torre de control del aeropuerto de Teherán el mensaje de que no podía continuar circulando por el espacio aéreo iraní "por razones estratégicas de defensa aérea".

Tras volar durante cerca de tres cuartos hora sobre el Kurdistán y en tomo a la frontera de Irán con Turquía, el comandante del avión presidencial decidió retroceder y realizar una escala técnica en el aeropuerto de Ankara, donde la nave aérea aterrizó a las 17.45 (hora peninsular).

Tres horas después, la tripulación obtenía los permisos necesarios para realizar una, nueva ruta, a través de Chipre, Egipto y Arabia Saudí, lo que representaba un gran rodeo respecto del trayecto regular, a través de los espacios aéreos de Italia, Yugoslavia, Bulgaria, Turquía, Irán, Pakistán e India.

Durante la espera en Ankara, Felipe González comió unos bocadillos y bebió unas cervezas en el Pabellón de Estado del aeropuerto de la capital turca, donde fue saludado por el ministro de Asuntos Exteriores de Turquia, Vahit Halefoglu, y el embajador de España, Ramón Villanueva. El presidente del Gobierno, que leía una biografía del Che Guevara, que calificó de "apasionante", fue informado en todo momento del desarrollo de los acontecimientos. Asimismo, en Madrid, tanto el rey Juan Carlos como el presidente del Gobierno en funciones, Alfonso Guerra, recibieron puntual comunicación de lo que sucedía.

Una vez reanudado el viaje, la tripulación del DC-9 calculaba que la llegada a Karachi se produciría a las 3.45 de hoy (hora peninsular), después de unas seis horas y media de vuelo. Tras una escala de dos horas, la comitiva presidencial reemprendería viaje hacia Pekín, en cuyo aeropuerto tenía previsto aterrizar a las 13 (hora peninsular), por lo que no llegará, casi seguramente, a la hora fijada para la recepción oficial en Pekín, a las 11 (hora peninsular).

Fuentes del palacio de La Moncloa y de la embajada de España en Ankara subrayaron a este periódico que el cambio de rumbo en el avión presidencial no registró mayor trascendencia que la del considerable retraso en la llegada a la capital de la República Popular de China y que la situación vivida por toda la comitiva presidencial no ofrecía motivos de alarma. El avión presidencial había partido a las diez de la mañana del aeropuerto de Madrid-Barajas, donde Felipe González y su esposa, Carmen Romero, se despidieron de las principales autoridades españolas. Alfonso Guerra, durante los doce días en que González se encontrará de visita oficial en China y Japón, desempeñará la presidencia del Gobierno y presidirá el Consejo de Ministros del miércoles de la semana próxima.

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