_
_
_
_

El Atletico de Madrid, en lucha con los maleficios

Han superado su crisis psicológica. Esa angustia de última hora que les impedía ganar algún título pese a jugar al fútbol, cuando menos, tanto como el campeón. La noche en que derrotaron al Athlétic de Bilbao, los jugadores del Atlético recibieron, por fin, el alta médica. Atlético, un equipo que ha perdido a Hugo Sánchez y ha hallado a Fillol, Da Silva y Quique Setién. Un conjunto, en la más estricta acepción del término, que camina a la búsqueda de un título de Liga ya olvidado desde 1977, y que cuenta con un cuerpo técnico de primera magnitud (Luis Aragonés y Ángel Vilda), que suspira por un tapiz rodante para efectuar las pruebas risicas de sus futbolistas. El caso es que el tapiz sólo cuesta dos millones de pesetas."Desterrado el maleficio que nos impedía ser campeones", en acertada frase de un miembro del equipo, Luis Aragonés ya lo ha advertido: "Ahora vamos a por la Liga".

Más información
Enorme expectación ante el Real Madrid-Atlético, que abre la 40ª edición del Teresa Herrera

Mientras tanto, esas pruebas físicas se deben realizar en un cicloergómetro, dando pedales, que es muy bueno, pero es, al fin y al cabo, distinto. Y lo que los técnicos aseguran es que el tapiz resulta ideal para delimitar en los futbolistas su capacidad pulmonar y la adaptación del corazón al esfuerzo.

En cualquier caso los dirigentes y seguidores del club -en la última temporada más bien escasos- pueden respirar tranquilos: los chicos siguen fuertes, han respondido a las exigencias del profe Vilda y del jefe Luis y la mayoría, incluso, no sólo no ganó peso en las vacaciones, sino todo lo contrario. Así que se dedicaron en la concentración de Segovia a coger los kilos que perdieron en los días de asueto de playa o montaña con un exhaustivo entrenamiento. Todo tiene su explicación. En vacaciones los futbolistas pierden líquido muscular con el descanso.

Los nuevos

Se ha ido Hugo porque quería marcharse, porque desea entrar con el "realdemadrid" en la historia del fútbol, pero ahí están los nuevos. Un Pato, un Polilla y un buen discípulo de Karpov, es decir, Fillol, Da Silva y Quique Setién, respectivamente. Y el ex jugador del Murcia, López, presto para suplir las funciones del alemán Votava, si Julio Prieto se lo permite, y a quien los graciosos del grupo ya le han bautizado con el cariñoso apodo deTobi, el fortachón y sonrosado amigo de la pequeña Lulú.Lo de Quique Setién, fichado del Rácing por 48 millones de pesetas, es un caso típico del fútbol hispano. Puede ser la explosiónde la temporada. Quique Setién se ha venido de su región, Cantabria, porque espera que en la capital del Estado llame más la atención.

En la concentración de pretemporada en Segovia el equipo ha disfrutado, entre las palizas de Vilda, de televisión y vídeos individuales enla habitación. A Polilla Da Silva, el goleador uruguayo, lo situaron estratégicamente con Rocky Ruiz para que no se sintiera acorralado. Quique Setién, resultó emparejado con su paisano Arteche, el líder. Algarrobo Arteche no le ha dejado dormir, es un inquieto, gasta bromas antes de apagar la luz y además hay quien asegura que es un cara dura, porque protesta cuando el sufrido Setién osa poner la radio diez minutos antes de bajar a desayunar. Quique, Sergio, López y Da Silva pasaron con éxito la prueba del novato: con chaquetilla blanca sirvieron, con excelentes maneras, la comida a sus compañeros.

Carlos Peña es el delegado del grupo. Un delegado inquieto: se salvó de la piscina la gloriosa noche del éxito en la final de Copa, y en el hotel segoviano miraba a un lado y otro por si le zambullían esta vez. Es tan atlético que si pudiera le quitaría las franjas blancas a las camisetas y se quedaría sólo con las rojas. Los jugadores le llaman Peñaspiller, aunque Carlos Peña no e s de la tierra de Gardel, ni siquiera es cojo, no se llama Jorge y tampoco se ha llevado un solo peso de Maradona.

Un equipo, el rojiblanco, armonizado y unido -sólo en la planta de vestuarios, porque el entorno es un gallinero- hasta en las desgracias pecuniarias, que, por el momento, se han acabado. Como el maleficio.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_