La bolsa o la vida
Numerosos sectores de la sociedad vasca se han visto golpeados por el chantaje desde que la organización terrorista ETA decidió adueñarse de ingentes cantidades de dinero por medio de la extorsión. La bolsa o la vida podría ser la frase que encabezara las cartas en las que se exige al destinatario una determinada suma de dinero en concepto de impuesto revolucionario. Salvo contadas excepciones, ni los consejos del PNV ni las exigencias del Gobierno vasco de "no pagar" han sido atendidas por la mayoría de los afectados, que prefieren satisfacer la cantidad exigida por temor a represalias.Si bien, al principio, durante el régimen franquista, el impuesto revolucionario iba dirigido a altos empresarios vizcaínos, posteriormente las diversas ramas de ETA se han dirigido a los pequeños empresarios de todo el País Vasco, así como a comerciantes, abogados y médicos, entre otros profesionales. Desde el famoso jugador de fútbol del Real Madrid Ignacio Zoco, marido de la cantante navarra María Ostiz, hasta significados simpatizantes del PNV han formado parte, de las listas de ETA. Han sido numerosos los ciudadanos vascos que han visto su vida pender de un hilo en el meteórico plazo de 15 días.
El desconcertado destinatario de la carta que contiene la exigencia de una determinada cantidad de dinero sabe que debe ponerse en contacto con la organización en el mencionado plazo, y en establecimientos públicos de las localidades vasco francesas de San Juan de Luz, Biarritz o Bayona en las que debe preguntar por un nombre en clave que se le facilita en la misiva.
En numerosas ocasiones ése es tan sólo el puente que enlaza al futuro extorsionado con los responsables de finanzas de la organización terrorista.
Variopintos trayectosDe los contados casos en los que los extorsionados han accedido a relatar su peripecia, cabe resaltar los variopintos trayectos que, en cada caso concreto, realizan hasta llegar al lugar donde deben desprenderse del dinero exigido. En más de una ocasión, los afectados "no han tenido suerte" al no poder dar con el objetivo de su desplazamiento a Francia y se han visto obligados a volver a casa con el talón en el bolsillo.No obstante, y como medida preventiva, en esos casos los pequeños empresarios han preferido abrir una cuenta en una entidad banca ria francesa. "Por si me vuelven a llamar", ha señalado alguno.
Desde que el industrial guipuzcoano Juan Alkorta anunció públicamente, en abril de 1980, su intención de no pagar el impuesto revolucionario, se podría decir que la denuncia pública ha comenzado a cuajar en el País Vasco, especialmente en los casos colectivos en los que grupos de profesionales especializados se han visto amenazados. Alkorta ha hecho durante estos años vida normal, y asiste cada domingo a los partidos de fútbol de la Real Sociedad.
Los nacionalistas vascos, en este sentido, han dado un salto cualitativo, paralelo a su progresivo enfrentamiento con ETA. Así, de la premisa nacionalista de que "cada ciudadano asuma su cuota de riesgo", han pasado a la tajante consigna de "no pagar".
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