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Una niña de cuatro meses, secuestrada por unos falsos publicitarios

Una niña de cuatro meses, Julia Ramírez Suárez, novena y última hija de una familia de gitanos de origen portugués, fue secuestrada en la tarde del pasado miércoles por tres desconocidos que usaron un extraño sistema para apartar a la pequeña de sus familiares. Los secuestradores, una mujer y dos hombres payos, se hicieron pasar por publicitarios que buscaban una modelo infantil para hacer unas fotos.La niña secuestrada es hija del matrimonio formado por Andrés Ramírez y Natalia Suárez, que viven en una casa en ruinas de la calle Bueso de Pineda, en las cercanías de Arturo Soria. Los principales ingresos de la familia son los que obtienen de la recogida de cartón y chatarra. Otras familias gitanas viven en iguales condiciones en la misma zona.

A la vivienda de los Ramírez Suárez, un auténtico almacén de desperdicios urbanos, llegaron, hacia las tres de la tarde del miércoles, una mujer de unos 40 años y dos jóvenes de unos 18. La mujer, de pelo rubio, ojos claros, manos pecosas, pantalón y camisa de color castaño, se presentó como publicitaria en busca de una modelo de pocos meses para hacer un anuncio en Prensa y Televisión para unos grandes almacenes.

Natalia Suárez, según su propio relato, respondió que tenía una hija "blanca y muy guapa, con una nariz chiquitina, risueña y sana". Luego, la supuesta publicitaria cogió a la niña en sus brazos y la mostró con satisfacción a los dos jóvenes, uno de los cuales, llamado Carlos, aparentaba ser su hijo. La mujer dijo: "Es muy blanca, nos vale". A continuación explicó que debía llevársela en ese mismo momento para hacerle unas fotos, y que la devolvería hacia las seis de la tarde.

Una hermana y dos primas de Julia, todas menores de edad, fueron invitadas, sin duda para inspirar confianza, a acompañar a la expedición, que, en un Renault 9 de color blanco, "muy limpio, muy nuevo", se dirigió a El Corte Inglés de la calle Raimundo Fernández Villaverde.

Cuando el vehículo llegó a los grandes almacenes la mujer invitó a las dos primas de la pequeña a entrar con ella en el establecimiento, para comprarles ropa. Mientras las muchachas examinaban algunas prendas en la quinta planta, la mujer regresó al coche, aparcado en las cercanías, y entregó a la hermana de Julia 10.000 pesetas, para que subiera a donde estaban sus primas y pagara la ropa que estaban comprando.

Cuando la muchacha fue en busca de sus primas, el Renault 9 desapareció con el bebé a bordo. Terriblemente angustiadas, las tres chicas dieron la alarma de inmediato y fueron trasladadas a la comisaría de Tetuán, donde se tramitó la denuncia.

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El padre de la pequeña y un numerosos grupo de sus vecinos han emprendido una desesperada búsqueda de la secuestrada. "No pararemos hasta encontrarla viva o muerta", dijo ayer Andrés Ramírez, quien añadió: "Esa mujer (la secuestradora) no tiene perdón de Dios; lo que ha hecho es inhumano". Andrés está seguro que la policía encontrará a su hija Julia, pero "hasta entonces no nos vamos a quedar cruzados de brazos".

La pequeña comunidad marginal de la calle Bueso Pineda, gitanos en su mayoría, está desolada, y, desde la tarde del miércoles, todos los niños que viven allí tienen prohibido salir a la calle sin compañía. Pero ningún dolor iguala al de la madre de la secuestrada, a la que ya no le quedan lágrimas para llorar la pérdida de su "pobre pequeña", a la que todavía daba el pecho. Natalia Suárez tiene 38 años, pero aparenta bastantes más.

De las investigaciones del caso se han hecho cargo inspectores de la comisaría de Tetuán y de la Brigada Regional de Policía Judicial, que trabajan sobre la hipótesis habitual en estos sucesos: que la niña fue secuestrada para ser entregada a una persona que quiere adoptar un niño. Un portavoz policial manifestó ayer que se desconoce la matrícula del vehículo de los secuestradores.

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