El derecho a la intimidad
Es evidente que la vida de todo personaje público suscita cierta curiosidad, trascendiendo ésta, por lo general, el marco de su actividad Pasa a la página 12
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externa. No se explicaría de otra manera el enorme éxito -¡y no sólo entre las mujeres!- de un género como el de las revistas del corazón, fenómeno que resulta especialmente notorio en nuestro país.
Pero no contentos con proporcionarnos la carnaza cotidiana que alimente nuestro humano hábito del cotilleo y que nos haga olvidar las frustraciones diarias al compás de los ritmos de las fiestas de la jet set marbellí o del baile de la Cruz Roja en Montecarlo, algunos me dios de comunicación están lle gando estos días a unos extremos realmente escandalosos, que a muchos hacen sentirrios profunda mente avergonzados. Me refiero a las múltiples especulaciones que revistas y diarios españoles -sin exceptuar del todo al periódico que usted dirige- están realizan do sobre las tan traídas y llevadas . razones personales" de la dimisión del ex ministro de Economía y Hacienda señor Boyer. No me mueve para dirigirme a su tribuna ninguna simpatía política por el ex ministro. Pero no quiero dejar de expresar mi indignación por la violación patente del legítimo derecho a la intimidad, de la cual son víctimas, en este caso, Miguel Boyer y otras personas vinculadas a éste. Derecho que, no obstante, se defiende ardorosamente cuando se trata de ocultar o justificar comportamientos sexistas y abusivos hacia la pareja -prácticamente siempre la mujer- o la familia, tan comúnmente aceptados en nuestra sociedad. Pienso, además, que la reciente crisis gubernamental merece un tratamiento político serio, y que no puede desviarse la atención informativa hacia dimes y diretes sobre si el hasta hace, unos días ministro se separa, se vuelve a juntar o hace con su vida lo que más le apetezca. Más grave sería que resultase que algunos miembros del partido del Gobierno estuvieran interesados en desprestigiar al señor Boyer filtrando datos de su vida personal. Bochornosos métodos que dirían muy poco del talante y la categoría de nuestros políticos.- María Ángeles Sallé.
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