Detenido el presidente de la liga argelina de derechos humanos
Abdennur Ali Yahia, abogado de 64 años y presidente de la Liga Argelina de los Derechos del Hombre, fue detenido el 9 de julio y ha sido procesado, según confirmaron ayer las agencias de noticias desde Argel. Ali Yahia había protestado con una carta al presidente, Chadli Benyedid, por la detención, el 5 de julio, de un centenar de personas que querían depositar flores ante el monumento a los mártires, al margen de las ceremonias oficiales de ese día, aniversario de la independencia.
Casi todos los detenidos fueron liberados, pero unos 20 siguen aún presos, entre ellos varios de los directivos de la Liga de los Derechos del Hombre. La mayoría pertenece al Movimiento Beréber Argelino, que lucha por el reconocimiento oficial de sus señas de identidad cultural, y al Movimiento Democrático Argelino.La familia de Ali Yahia ha sido informada de que puede llevarle los alimentos especiales y medicamentos que precisa, dado que es diabético, según informan las agencias antes citadas.
La creación de la Liga de los Derechos del Hombre fue anunciada el 30 de junio y Ali Yahia ya había depositado ante el Ministerio del Interior los estatutos. La detención, todavía no oficialmente reconocida, confirma la creciente oposición de los Gobiernos magrebíes a estas organizaciones. En el Magreb, Argelia es el único país que aún no cuenta oficialmente con una liga de los derechos humanos. Pero Marruecos y Túnez, cuyos demócratas crearon hace años organizaciones de ese tipo, registran un retroceso de la tolerancia oficial hacia esas entidades y éstas, como en Marruecos, están casi paralizadas.
En el caso argelino, la detención de Ali Yahia pone, además, de manifiesto las carencias del sistema de partido único, incapaz de dar cabida a todas las corrientes de pensamiento y reivindicaciones de sectores de población tan importantes como el beréber.
La revisión de la Carta Nacional de 1976, que comenzó el pasado martes con la instalación por el presidente Benyedid de la comisión encargada de su enriquecimiento, como prefieren llamar los argelinos a la revisión, no parece que vaya a ir más allá de las modificaciones que necesita el actual régimen a fin de introducir los cambios para la liberalización de la economía estatal.
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