Miguel Sáenz
Traductor de alemán e inglés, es el introductor en España de Thomas Bernhard y de Salman Rushdie
Asesor jurídico del Aire de profesión, Miguel Sáenz es traductor por afición. Tras una etapa como crítico de cine y apasionado del jazz, al comienzo de los setenta publica cinco novelas. Actividades que simultanea con su trabajo de traductor en las Naciones Unidas, en Nueva York, y en Viena. Ahora sólo traduce lo que le gusta para editoriales como Alfaguara, Alianza y Anagrama.
En 1965 pasa unos exámenes para traductores de Naciones Unidas y se va a Nueva York. Luego pide el traslado a Viena, a la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, donde está hasta 1970. "Desde entonces sigo en contacto con organismos internacionales, pero como no tengo tiempo, debo aprovechar las vacaciones. Ahora, por ejemplo, me -voy a Nairobi al Congreso de la Mujer".En Viena se rompe el menisco, tiene que estar inmovilizado y empieza a escribir novelas. Gana un montón de premios con ellas. "Hubo una época en que parecía la Trasmediterránea. Todos los premios que ganaba se llamaban ciudad de algo, como sus barcos. Lo malo es que no sólo las premiaban, sino que las publicaban. Rechazo bastante en bloque mis novelas. Un día pensé que valía la pena dedicar dos o tres años a una novela decente y no volví a escribir".
"En Naciones Unidas estaba ocho horas diarias traduciendo del inglés. Por eso, en el momento de enfrentarme con una novela, me divertía mucho más traducir del alemán. Hablo más francés e inglés que alemán. También he estudiado italiano, portugués y ruso. Me muevo con cierta seguridad para traducir en francés, inglés y alemán. Aunque para traducir, lo que hay que tener es un buen dominio del castellano. Lo demás lo averiguas". Tras algunos libros jurídicos, la primera novela que traduce es Carta breve para un largo adiós, de Peter Handke. Luego sigue El rodaballo, de Günter Grass, por la que gana el Premio Nacional de Traducción.
"Convencí a Jaime Salinas para traducir Trastorno, el primer Thomas Bernhard publicado en España. Luego traduje Sí para Anagrama y ahora estoy con su autobiografía. También embarqué a Alianza para publicar las novelas largas Corrección, La calera y El hada. No consigo convencer a nadie para que edite su teatro. Son obras que no sólo habría que publicar, sino también montar. Bernhard es un tipo muy raro. Tenía un problema con el título de El malogrado, le escribí y no me contestó. Me hubiera gustado tener algún contacto con él, como he hecho con Rushdie y Grass, pero ha sido imposible. Bernhard viene a Madrid con cierta frecuencia y no se entera nadie. Se aloja en la calle del Prado, dice que Madrid es una ciudad estupenda y va a comer a Lhardy".
También ha traducido Berlín Alexanderplatz, de Alfred Döblin, e Hijos de la medianoche, que es la primera novela que traduce del inglés, y Vergüenza, de Salman Rushdie; pero su traducción más conocida es La historia interminable, de Michael Ende. Se han agotado 20 ediciones con un total de 400.000 ejemplares, que es muchísimo para España, y le ha valido un premio de traducción de libros infantiles.
"Me gusta mucho traducir, pero eso me hace polvo. No sé negarme cuando viene un editor y me empieza a tentar con un libro. Los premios de traducción no me han servido para que me paguen más, sino para poder elegir. Es un trabajo muy mal pagado y por dinero no se puede traducir. Un libro sólo se puede traducir porque te gusta. Si no, es un trabajo infernal".
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