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Ningún grupo parlamentario acepta las explicaciones de la crisis dadas hasta ahora

El presidente del Gobierno, Felipe González, se someterá hoy en el Congreso de los Diputados a un intenso interrogatorio de la oposición en torno a las circunstancias y consecuencias de la crisis gubernamental cerrada la pasada semana. Ninguno de los grupos parlamentarios consultados ayer por EL PAIS se muestra satisfecho con las explicaciones oficiales dadas hasta ahora sobre determinados aspectos de esta crisis, mientras que, por su parte, algunos medios informativos parecen haberse lanzado a una guerra de versiones para analizarla.

Las contradictorias versiones en torno a la petición de una vicepresidencia del Gobierno por Miguel Boyer constituirán sin duda una de las cuestiones candentes de la sesión parlamentaria de hoy. Felipe González negó que tal petición se hubiese hecho, pero admitió que "algo ha habido" en relación con exigencias de mayor poder por parte del ex ministro de Economía.Ninguno de los portavoces de los diferentes grupos parlamentarios quiso mostrarse explícito sobre las líneas generales de su intervención.

González comparecerá hoy ante la Diputación Permanente del Congreso -representación del Pleno que funciona durante las vacaciones- acompañado por todo el Gobierno. Responderá así a las peticiones de los grupos parlamentarios Popular y Minoría Catalana. Los populares han amenazado con pedir un pleno extraordinario del Congreso si no les convencen las explicaciones que hoy dé el presidente sobre los motivos, desarrollo y consecuencia de los cambios operados en el Ejecutivo la pasada semana. Pero resulta probable que el grupo de Manuel Fraga, que anoche regresó de Canarias para poder intervenir en el debate de hoy, no sea apoyado por ninguna otra formación a la hora de intentar forzar ese pleno.

Miquel Roca, portavoz de la Minoría Catalana, aseguró que este pleno extraordinario "no tendría encaje ni justificación". Roca dijo que las explicaciones de González "no han convencido a nadie hasta ahora, y se ha creado una sensación de indecisión por parte del presidente del Gobierno". Asimismo, señaló que existen puntos oscuros "seguramente por mala presentación" en las explicaciones que se han dado hasta ahora sobre la crisis.

El papel de Guerra

Aunque la estrategia del Grupo Popular en el debate de hoy resulta una incógnita para todos, por cuanto Fraga no regresó a Madrid sino anoche, fuentes dirigentes de AP señalaron que "la intervención real del vicepresidente Alfonso Guerra en la gestación y solución de la crisis constituye uno de los mayores interrogantes para nosotros". Al tiempo, destacaron que, pese a recientes declaraciones de González de que agotará la legislatura, los cambios en el Gobierno "podrían acelerar la convocatoria de elecciones generales". Los comunistas, que no intervendrán directamente en la sesión de hoy, señalaron que están menos interesados en la génesis de la crisis que en sus consecuencias, especialmente "en lo referente al debate atlántico y a los posibles cambios en la orientación de la política económica". Todo ello parece, en resumen, indicar que la sesión de la Diputación Permanente resultará casi un anticipo del debate sobre el estado de la nación previsto para el otoño, dado que todos los grupos de oposición pretenden pasar hoy revista a las grandes líneas de la política gubernamental.Y todo ello se hará en el marco de una crisis cuya explicación sigue dividiendo a los medios informativos. Un matutino madrileño acusaba ayer a otras diversas publicaciones -entre ellas EL PAIS- de pretender lanzar "una cortina de humo" sobre las verdaderas razones de la sorpresiva dimisión de Boyer, atribuyéndola a motivos sentimentales. Diversas revistas de información general apuntan esta semana a que la relación existente entre Boyer y la marquesa de Griñón, Isabel Preysler, ha ejercido influencia, entre otras causas, en su decisión final de dimitir. EL PAIS, en su edición del pasado sábado, señalaba que "factores personales", junto con otros de carácter político, habían influido en esta decisión.

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"Boyer llevaba un año queriendo marcharse, y el presidente llevaba un año sosteniéndole", comentó ayer a este periódico un miembro de la Ejecutiva del PSOE, quien admitió, contra la versión dada el pasado jueves por Felipe González, que Boyer llegó a pedir una vicepresidencia "algo que Alfonso Guerra no habría consentido". Sin embargo, esta fuente insistió en que la intervención del número dos del Gobierno y del PSOE en el desarrollo de la crisis "fue escasa y sólo de última hora". Para diversos sectores socialistas consultados por este periódico, tras algunas explicaciones que insisten en que la dimisión de Boyer se produjo única y exclusivamente como consecuencia de un enfrentamiento directo con Guerra se esconde "un deseo de convertir a Boyer, aun contra su voluntad, en un mártir, utilizándolo como ariete de la derecha".

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