Solana 2
En un dicharachero, dinámico y desenfadado artículo en defensa de su señorito, el jefe de la Telefónica, don Luis Solana Madariaga, descalificaba, bonachona y displicentemente, la reciente huelga general y recordaba aquella famosa HNP (Huelga Nacional Pacífica de 24 horas) que los comunistas, y en ocasiones otras fuerzas políticas, convocaron repetidamente bajo el franquismo, con poco éxito de masas, pero obligando al régimen a enseñar su cara represiva, tanto en el interior como en el exterior.Tal como describe el dueño de nuestros teléfonos, aquel asunto arroja una nueva luz histórica sobre la represión. Viene a decir Solana que por culpa de aquella huelga convocada por los comunistas fue a parar a la cárcel, y allí estuvo dos años como mártir tan heroico como inútil. De la redacción del artículo se desprende la conclusión de que Solana fue a la cárcel por culpa del aventurerismo comunista y no de la represión franquista, y por extensión se Regaría a la recuperación de una vieja tesis de aquella oposición antifranquista que casi nunca hizo nada para demostrar ni que era oposición ni que era antifranquista: la tesis de que el empecinamiento combativo de los comunistas y de otros sectores de la izquierda reforzaba la dictadura la hacía necesaria para una importante base social.
Por las maneras que exhibe don Luis Solana al frente de la cruzada atlantista y como miembro de ese Opus Dei contrarrevolucionario laico que se llama la Trilateral, había algo en su pasado que no encajaba: el haber estado en la cárcel bajo el franquismo, lo suficiente para que salga en el currículo del poder como un mérito, pero no tanto como para alarmar a los que vivieron bajo el franquismo como si no fuera con ellos. Ahora, después de su artículo, todo encaja. A don Luis Solana no le metió en la cárcel Franco, sino el comunismo ateo, masánico, judaico y separatista, proponiéndole satánicamente la tentación de participar en una huelga descabellada. Hay dos moralejas. O no secundes huelgas comunistas porque serás un mártir inútil o, al contrario, secunda huelgas comunistas, aunque sean inútiles, porque con el tiempo lo menos que te cae es la presidencia de la Telefónica.
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