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Segundo Gobierno socialista

Morán afirma que estaba dispuesto a hacer campaña a favor del 'decálogo'

"Creo que mi sucesor hará un buen papel", dijo ayer a mediodía el ministro cesante de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, durante la emocionada fiesta de despedida que le ofrecieron los funcionarios de su departamento en los patios del palacio de Santa Cruz. Morán declaró también que estaba dispuesto a hacer campaña a favor del decálogo sobre seguridad y defensa si hubiera permanecido como titular de Exteriores.Un aplauso fuerte -que se repetiría media docena de veces más- saludó desde los patios del palacio la llegada de Morán. Directores generales, embajadores, chóferes, bedeles y secretarias se apretujaban en torno al ministro, mientras surgía alguna lágrima.

Sonriente y muy entero -sólo al final estuvo a punto de soltar unas lágrimas-, Fernando Morán comenzó su improvisado discurso de adiós con una cita de Eugenio d'Ors: "Lo que no es tradición, es plagio". "Ésta es", dijo, "una casa llena de tradiciones". De ahí, Morán pasó a reiterar una de las mayores preocupaciones que ha tenido mientras ocupaba la cartera de Exteriores: la penuria de ese departamento y la necesidad de modernizarlo. Destituido ya, Morán dio una buena noticia a los que habían sido sus funcionarios: el presidente González le había dicho que se iba a dotar a Exteriores de más presupuesto. El ya ex ministro afirmó también que, el día anterior, había transmitido telefónicamente a su sucesor, Francisco Fernández Ordóñez, la colaboración "entusiasta" de todos ellos.

Morán hizo unas breves declaraciones a los periodistas mientras mordisqueaba un canapé que había cogido en una de las mesas improvisadas en el centro de los dos patios del palacio. "¿Estaba usted dispuesto a hacer campaña a favor de la OTAN?", fue la primera pregunta. "Yo iba a hacer campaña a favor del decálogo que incluye la pertenencia a la Alianza Atlántica y la no integración militar, la reducción de bases y la desnuclearización del país", se limitó a decir.

Volver al Parlamento

El ex ministro hizo uso de su humor cuando se le preguntó qué iba a hacer ahora: "A unos colegas suyos de televisión les he pedido trabajo esta mañana". De momento, contó sus planes inmediatos: inaugurar los cursos de verano del PSOE, marcharse a ver a su madre en Avilés, asistir a la imposición de la sardina de oro al Príncipe de Asturias (en calidad de poseedor de esta exótica condecoración), retornar al Parlamento a su vuelta a Madrid y nada más. "No tengo más planes en este momento", afirmó decidido cuando se le preguntó si se marcharía a Nueva York, como embajador en las Naciones Unidas, o a Bruselas, como comisario en la CEE. "Soy un servidor del Estado", añadió; "éste es mi Gobierno y éste es mi presidente; que quede claro: éste es mi partido". "Creo que hará un buen papel", afirmó lacónicamente sobre su sucesor. "¿La cuestión de la permanencia en la OTAN fue determinante en su cese?", se le preguntó por último. "El presidente", se limitó a decir Morán, "ha dicho que no va a cambiar de política".

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