Nystroem y Noah, eliminados en los octavos de final del torneo de tenis de Wimbledon
El torneo de tenis de Wimbledon completó ayer los octavos de final con varias sorpresas. En el cuadro masculino fueron eliminados dos cabezas de serie y ya sólo quedan siete. El sueco Nystroem (7) perdió ante el alemán occidental Becker, por 6-3, 6-7, 1-6, 6-4, y 7-9 y el francés Noali (11) fue derrotado por el indio Vijay Aniritraj, por 6-4, 6-7, 4-6 y 6-7. Otras dos cabezas de serie cayeron en el femenino, en el que aún restan ocho. La checoslovaca Mandlikova (3) fue batida por la australiana Sayers-Sinylie, por 1-6 y 6-7, y la australiana Turnbull (14) cayó frente a la francesa Paradis, por 6-2, 5-7 y 16.
Con McEnroe y Lendl ganando con relativa facilidad, el interés se centró ayer en dos partidos que reunieron el sabor añejo del buen tenis ofensivo.En uno la fuerza bruta de Becker se impuso a la inteligencia de Nystroem. El alemán, al que no le ha gustado nada que le hayan comparado con un general del ejército nazi, levantó por dos veces el partido en la quinta manga, cuando, con 5-4 y 6-5 de Nystroem, el sueco sacó para ganar. Becker golpea la bola con la fuerza de una coz y, a diferencia del año pasado, con más inteligencia que una mula. Pese a sus 17 años, su serenidad en los últimos juegos le otorga ya una seguridad peligrosa.
En el otro Noah, entre los nervios y los constantes dolores en un muslo, una rodilla y una mano, no dio el rendimiento idóneo. Vijay quiere decir en hindú victoria y nunca estuvo mejor empleado el nombre. El indio, de 31 años, tiene un juego efectivo, basado en la anticipación y en una visita continua a la red. La primer manga se le escapó porque, por primera y única vez hasta ahora, perdió su servicio con 5-4 del francés. Luego, él que tanto gusta de la comedia, hizo sufrir inmensamente a su mujer en la tribuna de invitados. Mientras Vijay padecía para ganar cada punto en las tres últimas mangas, su mujer abría el bolso, besaba una medalla y clavaba su mirada en el suelo sin querer ver el partido. Lo pasó tan mal como cuando Vijay es degollado en la película Octopussy, de la serie de James Bond. Y Vijay lo pasó al final tan bien como entonces: "Rodar una película es más bonito que jugar al tenis", dijo, "pero no tanto como ganar un partido así en la pista central de Wimbledon, ni tampoco tan bueno como la comida índia". Arnritraj lleva 14 años jugando en Wimbledon y en 1973 y 1981 llegó a los cuartos de final. Ahora, millonario por la empresa Arnritraj, una productora de cine californiana que comparte con sus dos hermanos, Vijay se permite el lujo de jugar relajado y saborear cada minuto de tenis.
McEnroe, castigado a jugar en una pista menor, la 2, por la modestia de su rival, ganó al surafricano Steyn por 6-3, 7-5 y 6-4. McEnroe estaba ayer especialmente tierno y se atrevió a decir esto: "Me siento mejor conmigo mismo. No sé si eso implica que llegaré a ser mejor tenista, pero seguro que me convertirá en mejor persona". Tras la sorpresa general en el auditorio por tamaña confesión, inconcebible en el McEnroe de antaño, alguien le preguntó si creía posible llegar a ser mejor persona. John recuperó su diccionario de insultos: "Si no fueseis tan idiotas, yo sería más honesto", para volver inmediatamente a la ternura: "Ciertamente, me arrepiento de muchas de las cosas que he hecho".
Mientras el checoslovaco Lendl cedía una manga ante el israelí Glickstein, al que acabó ganando por 7-5, 4-6, 6-3 y 6-2, su compatriota Mandlikova desaparecía del torneo dejando a Evert y Navratilova tan solas como siempre. Mandlikova parece harta de ser la tercera, sin poder escalar otro peldaño en los últimos cuatro años.
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