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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los problemas de Eanes

LA CELEBRACIÓN de elecciones parlamentarias anticipadas en Portugal, el próximo mes de octubre, acaba de ser decidida por el presidente Romalho Eanes. En ese sentido se habían pronunciado los diversos partidos políticos con la excepción de los socialistas que encabezan el actual Gobierno; pero el mantenimiento de éste de forma duradera es imposible una vez que la nueva dirección del Partido Social Demócrata ha decidido romper el pacto que tenía con el PS y retirar sus ministros; no hay en el actual Parlamento mayoría para sostener un Gobierno exclusivamente socialista. Por otra parte, el Consejo de Estado, máximo órgano consultivo encargado de aconsejar al presidente de la República en una coyuntura como la actual, ha emitido un dictamen favorable a la disolución. La disolución tendrá efecto una vez que el actual Parlamento haya ratificado la adhesión de Portugal a la Comunidad Europea; es un punto sobre, el cual existe un consenso entre los partidos políticos y el presidente. En todo caso, tres elecciones van a desarrollarse en Portugal en los próximos meses: las parlamentarias, las municipales las presidenciales. Pero la multiplicidad de las consultas a la voluntad popular no es automáticamente una garantía de consolidación de la democracia. Una vez decidida la disolución, el problema inmediato que se presenta al presidente Eanes es el de determinar qué Gobierno debe hacerse cargo del poder en los tres meses próximos, y concretamente preparar la consulta al pueblo en las mejores condiciones. Dos fórmulas se enfrentan a este respecto, no de forma caprichosa, sino en función de las previsiones acerca de los resultados de las elecciones generales de octubre. Si hubiese una probabilidad de terremoto electoral, de unos resultados que modificasen profundamente el cuadro actual, sería lógico que Eanes encargase la formación de un Gobierno de personalidades, como ha hecho en otras ocasiones ,y ha circulado el nombre del catedrático de Derecho de la universidad de Coimbra Figueiredo Dias como posible candidato para encabezar tal Gobierno.

Pero todo indica que la estabilidad del electorado portugués no sufrirá cambios serios; que el futuro Parlamento no será muy diferente del actual. Y que las fórmulas de gobierno posibles, después de las elecciones, no serán muy distintas de la que ha funcionado desde hace dos años bajo la presidencia de Mario Soares. Con esa perspectiva, parece lógico que Ramalho Eanes propicie la continuación del actual equipo gubernamental, con unos u otros arreglos, en la etapa de tres meses que media entre la disolución y la celebración de las elecciones.

En realidad, el problema más grave de la crisis política portuguesa no es el hecho de que el Gobierno Soares se vea imposibilitado de seguir en el poder como consecuencia de las luchas internas que se han desarrollado en el seno del Partido Social Demócrata; existe un fenómeno más de fondo que ha debilitado el proceso político portugués en los últimos años; cabe explicarlo como una reiterada dificultad para que el sistema de partidos acierte a expresar las diferentes posiciones políticas e ideológicas existentes en la sociedad. Se dan casos de confusión que no permiten definir, sin serios riesgos, el escenario político portugués. El Partido Socialista encabezado por Mario Soares, está netamente en la derecha del socialismo europeo; merece plenamente el calificativo de socialdemócrata. Sin embargo, a su derecha, el Partido Social Demócrata, que logró bajo el liderazgo de Sa Carneiro una influencia en sectores amplísimos, cubre a la vez parcelas netamente de derecha y sectores más a la izquierda que los propios socialistas. Todo ello determina un alejamiento frecuente entre las definiciones programáticas y la realidad de las políticas aplicadas en el Gobierno. La confrontación entre partidos aparece guiada más por personalismos y apetencias de poder que no por la voluntad de aplicar unas u otras soluciones a los graves problemas del país. Este proceso ha erosionado la credibilidad de la actual estructura de los partidos. Se facilita así que los comunistas, con posiciones ortodoxas y prosoviéticas, tengan una base electoral sustancial: es un caso único en Europa. Este cansancio provocado por el actual sistema de partidos puede alimentar mañana el éxito del partido de Renovación Democrática, creado por amigos del presidente Eanes. Pero este grupo solamente podrá alcanzar una influencia seria cuando Eanes, una vez abandonada la presidencia, pueda encabezarlo. En cualquier caso, es una incógnita qué papel va a jugar en las próximas elecciones, y es el único factor que podría alterar seriamente la actual correlación de fuerzas.

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