Nacido para ganar
38 años. 22 años corriendo en moto. 13 títulos del mundo. 7 años sin subirse en una moto de pequeña cilindrada. 3 meses con la mano derecha escayolada. "Cuando estás situado en la parrilla de salida, esperando empujar tu máquina para iniciar la carrera y concentrado en la táctica que vas a emplear durante la prueba, sólo piensas en que aquella maldita moto ha de ponerse en marcha la primera. Sólo eso. Luego, cuando llevas recorridas dos o tres vueltas, empiezas a pensar en las maniobras que puedes realizar". Lo han matado mil veces y mil veces ha resucitado. Ha muerto sobre el asfalto y en los papeles. Ayer, mientras estaba sentado en una improvisada mesa presidencial, su cerebro le decía que de todos los que había allí él era el que sabía más. Más que Andreu Rabassa -que sólo fabrica motos-, más que Toni López -recién llegado a la presidencia de la federación-, más que el joven Santi Rabassa -el hijo del dueño que se cuida del depar tamento de competición- y más que Aspar, que, como quien dice, acaba de meterse en un Mundial. Y allí estaba él, como ángel salvador. Y nunca mejor dicho. Cuenta que cuando la pasada semana probó la Derbi de carreras "se me escapaba entre las piernas, porque hacía siete años que no llevaba una moto de sólo 55 kilos". Ahora ya suefía con los entrenamientos libres de hoy en Assen. Nieto es el piloto que más veces (15) ha ganado en ese circuito holandés. Si el sábado sólo tuviera que ganar, no habría problema, lo malo es que ha de ganar Aspar y él quedar segundo. "En una carrera caben muchas maniobras. La primera, tirar a un tío, pero eso no lo haré nunca".
Todo parece indicar que el que mandará allí será él. "Cuando Dorflinger, si no se ha enterado ya, me vea en la parrilla de Assen se asustará un poco y tendrá que cambiar de táctica. Yo creo que lo ideal es que" Aspar, Herreros y yo salgamos a tope, porque cuantos más estemos en el lío, mejor, mucho mejor". Y una vez metido en el lío, este hombre al que le brillan los ojos sólo oir la palabra título o mundial, sueña en el récord del italiano Giacomo Agostini: 15 títulos del mundo. "No engaño a nadie si digo que me fascina esa meta. Sobre todo porque sé que la gente confía en mí". A partir de hoy, el campeón tiene la misión de ser segundo.
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