17 lunes
No han ido a la cárcel Pablo Sebastián ni Raúl del Pozo. Ni tampoco han tenido que comprar su libertad con unos talegos importantes. Sencillamente, se ha impuesto el sentido común, que es un sentido que no figura en el Código, pero que circula mucho por él. De otra parte, Charo López y, mayormente, su abogada, han comprendido, como Cocteau, "hasta dónde se puede ir demasiado lejos". Y se han vuelto. Ayer domingo, yo tenía que haberme venido a Madrid, por la tarde, para firmar libros en el último día de la Feria. Pero tenía la dacha llena de gente y me disculpé. Luego he sabido que más me valiera no haber ido ni haber nacido, porque docenas de feministas me esperaban, con tomates y huevos, para agredirme. El editor ya me había telefoneado, tembloroso: "Estamos rodeados, Umbral, la caseta está invadida de feministas que te esperan para matarte". Agustín de Foxá, hablando en una República/banana por cuenta de Sánchez-Bella, felices cincuenta, recibió un huevo antifranquista en la solapa del smoking. Se lo quitó pausada mente de la solapa y lo olió: -En Cuba, por lo menos, los tiraban frescos.
Lo cual que yo había publica do un artículo en defensa del violador del Ensanche, Maíllo, mediante el mismo gesto (y sin salvar ninguna distancia) con el que Cristo impide la lapidación de la adúltera. ¿Es que seguimos en el siglo I de la era cristiana? Ni a Maíllo ni a Raúl del Pozo ni a la adúltera hay que lapidarles, sino atenderles en su conflicto, que sin duda lo tienen, porque eso exige nuestra larga profesión de hombres y porque nadie es culpable individual, sino colectivo, y los huevos v los tomates hay que arrojárselos a la Historia, como los conciertos de cacerolas (Madrid le preparaba uno a Reagan que desconvocó Barrionuevo).
19 miércoles
Había dos guerras en Madrid. La guerra y el estreno de Dios te salve, María, de Godard. Chamartín, sin trenes, era como me lo dibuja Alfredo, un inmenso Mondrian de rectas y ángulos. Preciados, sin comercios, era un manadero de puños y banderas. Los gamberros metafísicos desinflaban ruedas de autobús esquirol y la derecha volvía a utilizar a Goya contra Goya, que, en este país, si pegas, has pegado para todos y te utilizarán unos y otros, alternativa o simultáneamente. "Españolito que vienes al mundo..." A él mismo le escarcharon el corazón -las izquierdas y las derechas. Las industriales modestas quitaban clavos del candado de su tienda galdosiana, por vender algo. Me fui al Rastro, que era lo único abierto (el Rastro es un supramadrid intemporal) a buscarme ropa "militar" de verano. Los maderos nacionales y jóvenes me saludan con cariño: "Don Francisco, cuando usted escribía aquello tan bonito que empezaba: desocupado lector... ". Lo cual que salvo la huelga en el Rastro, Limbo de Madrid. Y por la noche, en el cine, la movida piadosa contra el estreno de Godard. Premenopáusicas arrodilladas, a la puerta del cine, carrozonas con sariana, primera y tercera edad apuntalándose mutuamente. Se remienda la ignorancia con los años. Parece de Quevedo. Y hasta algunas pequeñitas multitiendas a quienes las monjas sólo han educado de cintura para arriba, y a las que todavía no les han echado el borotalco Ausonia, tan refrescante, en la entrepierna mariana. Otra vez los maderos, defendiendo el derecho de los espectadores, monjorras entremetidas, rosarios colectivos de esquina y crucíferas de zona peatonal. La guerra del viejo y la guerra de la doncella. Dos guerras sentimentales, medievales, hoy, en Madrid. Todo adecentado por las rebajas / cortefiel.
21 viernes
Paul Morand. Venecias. "Trieste", Madrid, 1985. El viejo paulmorandismo que nos hizo cosmopolitas. El mejor libro de PM, reeditado ahora en Madrid. "Escribir bien es lo contrario de escribir correctamente". Uno tiene como la vaga sensación de haber escrito algo parecido no hace mucho.
23 domingo
"De la vida, por más que profundices, sólo retendrás autobiografía, es decir, tu existencia" (Goethe). De la Universidad Pontificia de Comillas, el teólogo Antonio Pérez me envía su tesis doctoral, que ha defendido públicamente (parece que estemos en otra Edad Media, o en la misma), sobre "Universo religioso en la obra de Francisco Umbral: Dios". Son 1.530 páginas dedicadas a estudiar mi ateísmo, que, naturalmente, trata de resolverse en teísmo inverso. Contestaré a tan formidable y espantosa máquina con el laconismo periodístico de nuestro estilo. "Conciencia umbraliana de la presencia de temática religiosa en su obra". Lo académico no es "temática", sino tema. La presencia de lo religioso en la obra de cualquiera es, naturalmente, histórica y sociológica: no puede tomarse como un dato de la gravitación de Dios sobre nosotros. "Dios, entidad cultural". Sospecho, modestamente, que no es una tesis mía o sólo mía. "Descalificación de Balmes". Ya, ni lo sacan en los billetes. "Un Dios de ciegos". Se refiere a unos ejercicios espirituales para ciegos que viví en los jesuitas de Valladolid, y que cuento en algún libro. Decía, irónicamente, mi adorable Eugenio d'Ors, que "el Espíritu Santo desciende sobre las asambleas". Sin distinción de asambleas. Yo creo, del mismo modo, que Dios desciende sobre los ciegos. Y hay que hacerse ciego para ver/no ver a Dios. Gracias por los 1.530 falios, Pérez.
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