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René Böll

El hijo del premio Nobel, editor de libros políticos y alternativos, ha visitado Madrid durante la reciente Feria del Libro Alemán

René Böll, hijo del premio Nobel alemán, fue un niño que creció bien abrigado. Su madre, Annemarie, traductora de profesión, proveía a toda la familia de tupidos guantes de lana y enormes bufandas al inicio del otoño, un rito que tenía algo de obsesión. Annemarie, sólida matriarca del clan familiar, se aficionó a hacer punto en la guerra, cuando la necesidad le obligaba a cambiar un par de guantes por medio cubo de patatas.

Los años de las patatas hervidas habían pasado cuando nació René Böll, en 1948. Pero la posguerra que le tocó vivir no tuvo un rostro menos suave. La familia habitaba una casa de Colonia rescatada de las ruinas, una vivienda caprichosamente intacta en un barrio pulverizado por los bombardeos. Un lugar algo siniestro para un niño, pero un escenario magnífico para recrear juegos y escaramuzas. Dentro de la casa sin embargo, no deambulaban los fantasmas. En la casa vivían unos personajes mágicos, seguros de sus convicciones: su padre, el escritor comprometido; su madre, mujer fuerte y más madura en edad que Heinrich Böll.En el colegio, René Böll y sus hermanos eran señalados como comunistas, o mejor aún, como "hijos del escritor comunista". "Es falso, nunca fue comunista, pero tampoco ha sido socialdemócrata".

"Somos una familia algo anarquista, sin el menor sentido trágico". Pero René no parece haber heredado el humo¡ y la picardía de su padre. Inexpresivo como un retrato de Durero, el editor cultiva una imagen de hombre impasible y parco en palabras. La huella de sus padres, dos personalidades deslumbradoras, se refleja en él de manera sutil. Pero también es patente su esfuerzo por reservarse un refugio íntimo, su propio coto vedado.

Guarda un recuerdo vivo de las vicisitudes que relata su padre en el Diario irlandés. Años después, padre e hijo estuvieron juntos en los acontecimientos de Praga de 1968. "Mi padre había sido invitado por la Asociación de Escritores y llegamos a Praga la víspera de la invasión soviética. Yo salí esa noche solo, para ver la ciudad, y me encontré con los tanques". Heinrich Böll escribió un impresionante reportaje sobre la muerte de la primavera de Praga, y René firmó las fotografías que se publicaron acompañando al texto. Pero el hijo se muestra hermético a hablar de sus relaciones con su padre. Ambos viven en la misma casa, aunque en pisos separados.

Su mujer, una ecuatoriana menuda que llegó a Europa "de paseo" y descubrió que Alemania era un buen lugar para vivir, refuerza y protege el silencio de Böll hijo. Aparentemente, su presencia en la entrevista potencia la inhibición de René, que acostumbra a consultar a su esposa con la mirada. "He procurado siempre no ser el hijo de él, quería que la gente tuviera una opinión objetiva de mi y de mi trabajo", explica después de pensárselo mucho. "Yo tengo ideas propias. Él tiene su opinión y yo la mía. Y no siempre coinciden", se aventura. "Yo no me siento menos que él, nadie es menos que nadie", añade buscando la aprobación de su consorte.

Primero quiso ser pintor -firmaba sus cuadros como Muta-, pero ha terminado montando la editorial Lamuv, dedicada a temas políticos y alternativos. La editorial se encuentra en su misma vivienda, "y mi madre lee los manuscritos y nos ayuda a elegir". Su padre también apoya a Lamuv publicando en ella parte de su obra. Simpatizante de los verdes, René es el editor del libro de Petra Kelly que en España ha publicado Debate. Ahora prepara la edición de las cartas de Van Gogh y La tregua, de Benedetti.

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