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La adhesión de España y Portugal a la CEE

Frankfurter Allgemeine( ... ) Con abrazos cordiales y champaftá frío se va a festejar un acontecimiento histórico que, con la firma del tratado, encuentra su conclusión final: una década han durado las negociaciones, discutiéndose detalles sobre el mercado agrícola y los derechos de pesca.

La llamada ampliación hacia el sur de la Comunidad ha tenido desde el principio un aspecto político, pues ambos países, al liberarse de sus regímenes autocráticos, podían incorporarse a la comunidad de las democracias occidentales, y se pensaba que esta integración del flanco sur de la Alianza Atlántica la fortalecería enormemente. Pese a todas las previsiones de dificultades, con el aumento de los conflictos de intereses que surgían debido a las diferencias de desarrollo de cada país de la Comunidad, se esperaba del ingreso de ambos países un nuevo brío y vigor para la Comunidad Económica Europea.

Desde el mes de marzo los ánimos se enfriaron. No era culpa de los españoles ni de los portugueses, de cuyo compromiso nadie dudaba; se debía más bien a que habían desaparecido las posibilidades, en la reunión de jefes de Gobierno a fines de junio, de dar un paso adelante en la reforma de la Comunidad. ( ... )

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Una cosa está clara: si no existe una voluntad política que simplifique los procedimientos de decisión, la Europa de los doce podrá ser tan inmóvil e ineficiente como ha sido la Europa de los diez. (...)

, 12 de junio

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