Los autores de vídeo piden tener acceso y a medios públicos de producción
La necesidad de implantar un centro de posproducción al que tengan acceso los creadores de vídeo, es una de las conclusiones a las que han llegado los participantes ea los Encuentros en torno al Vídeo, que se clausuraron el pasado sábado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Otras conclusiones ponen de relieve las deficiencias del vídeo en España en lo que se refiere a aplicación de esta tecnología en los centros institucionales. El panorama del vídeo español no dio a conocer a ningún autor nuevo.
La escasa formación tanto técnica como artística de algunos responsables de las áreas de vídeo de centros culturales municipales y de otros organismos de la Administración autonómica y de la central, la inexistencia de información y documentación en lo que se refiere al vídeo de creación, la dificultad de acceso a los medios de producción y de posproducción de propiedad pública y la necesidad de poner en marcha talleres de creación, son algunas de las deficiencias puestas de relieve por los participantes en los Encuentros en torno al Vídeo, clausurados el pasado sábado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, patrocinados por esta entidad y por la Consejería de Cultura, Deportes y Turismo de la Comunidad de Madrid.La participación en las mesas redondas se limitó al ámbito de la Comunidad de Madrid y a instituciones de la Administración central tales como las direcciones del Patrimonio Artístico Cultural, Museo Español de Arte Contemporáneo, Instituto de la Juventud, Consejería de Cultura de Madrid, Centro de Documentación de RTVE y a centros culturales de municipios de Madrid, como Pozuelo de Alarcón, Alcobendas, Majadahonda y Coslada.
A pesar de estas limitaciones, las conclusiones son fácilmente aplicables a todo el país, si se exceptúa parcialmente a Cataluña, donde existe una política videográfica de mayor tradición.
Las cintas españolas de vídeo ahondaron en esa precariedad de medios y en la falta de ideas innovadoras. Muchos autores siguen cultivando exclusivamente el género documental, con algunas torpezas de lenguaje, e incluso el clip musical. Pero en ninguno de los dos casos se plantearon fórmulas alternativas a los planteamientos comerciales o televisivos. Cabe tan sólo hacer excepción, en el documental, a la cinta Infinito S, del madrileño Antonio F. Cano, en torno a las relaciones entre arquitectura y cuerpo humano; en el musical, al melodrama Viuda de Gómez, del coruñes Xavier Villaverde -emitida por el programa Metrópolis, de TVE-, y en el vídeo experimental a la cinta' Eneón, de los madrileños Luis Méndez y José Márquez, un juego sobre los anuncios luminosos de la ciudad descontextualizados de sus soportes materiales.
El vídeo, y no sólo el español, sigue midiéndose más por la originalidad que por la calidad, más por el entusiasmo que por resultados innovadores desde el punto de vista del lenguaje y de la estética de la imagen. Las conclusiones de quienes participaron en los encuentros tienen su razón de ser si se considera que en el país pionero, Estados Unidos, la producción artística de vídeo se realiza en buena medida con fondos y medios de producción tanto de entidades públicas como de fundaciones. El problema español se agudiza por la dispersión de organismos y por la disparidad de criterios en la compra y utilización de equipos.
Son todavía insuficientes los loables intentos de la Generalitat de Cataluña, Ayuntamiento de Barcelona, Gobierno Vasco, la Xunta de Galicia y últimamente de la Comunidad de Madrid, por mencionar algunos de los más importantes promotores de producciones y festivales.
El Círculo de Bellas Artes de Madrid ha puesto en marcha ya los talleres de vídeo con equipamiento gratuito para la producción de cintas. El Círculo ha seleccionado una veintena de proyectos en los que intervendrán alrededor de 200 autores. La producción de estos trabajos concluirá en la primavera del próximo año.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.