Ferrer Salat será miembro honorario del consejo rector de la candidatura olímpica de Barcelona

Carlos Ferrer Salat, elegido nuevo integrante del Comité Olímpico Internacional (COI), será miembro honorario del Consejo Rector de la candidatura de Barcelona para los Juegos Olímpicos de 1992. Esta fórmula le permitirá hacer compatible la neutralidad a que obliga el cargo y seguir vinculado al proyecto barcelonés.El alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, a su regreso de Lausana, elogió la actitud del barón de Güell al aceptar ceder su puesto en el COI a Ferrer Salat. La elección para formar parte del comité es vitalacia y sólo en el caso de renuncia, un miembro, que ha jurado los principios olímpicos, puede perder su puesto. "Ha sido un ejemplo de generosidad y de inteligencia", afirmó el alcalde al referirse al miembro honorario (lo que supone perder el derecho a voto).

Maragall tuvo palabras elogiosas para Ferrer Salat -"ha sido un colaborador absolutamente fiel"- y dijo que a partir de su elección deberá seguir una actitud menos beligerante" en favor de la candidatura barcelonesa. Respecto al golpe de estado de Juan Antonio Samaranch en la 90º sesión del COI, que se clausuró el jueves, con la rescisión del contrato a la directora del comité, la francesa Monique Berlioux, y la potenciación de la presencia española en el seno de la comunidad rectora del deporte mundial con la incorporación de Ferrer Salat, el alcalde de Barcelona se limitó a afirmar que "supone un evidente reforzamiento".

La opinión del alcalde respecto a la experiencia de Berlín es moderadamente optimista. Ésta se sustenta en una triple convicción por un lado, "París y Jacques Chirac han dado ya el golpe de efecto", no por esperado, menos espectacular ante el COI, muy sensible a lo que representa la capital francesa en el mundo cultural y político y "en la próxima confrontación deberá presentar ya un proyecto definido". En segundo lugar, Brisbane ha subido muchos enteros ante la opinión pública, "pero también era la más desconocida", y tercero, "Amsterdam sigue empeñada en su carrera tecnológica, y elude momentáncamente la confrontación".

La sensación general de la Oficina Olímpica de Barcelona y de los miembros del Consejo Rector es que Belgrado y Nueva Delhi han quedado algo desinfladas.