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El olor de las naranjas desagrada a la lírica clásica

La actitud de espera se ha generalizado otra vez en el mercado, habida cuenta del paréntesis de hoy -excepto en Barcelona- y de la previsible flojedad del viernes, a caballo entre dos fiestas. No obstante, la pérdida de 18 centésimas en el índice general confirma que las alegrías alcistas deberán superar todavía determinados niveles de confianza.El clima de ayer no era de los más propicios para lograr este objetivo. A los ecos de las manifestaciones sindicales realizadas en contra del recorte de las pensiones se unió la publicación de los planes de Hacienda para investigar a 300.000 contribuyentes, entre ellos los considerados de elite desde un punto de vista fiscal, así como el proyecto de impuestos especiales. El dinero se siente casi siempre acorralado cuando coinciden noticias que hablan de aumentar la eficacia tributaria. Pero el factor que determinó en buena medida el pobre resultado de ayer fue la salida de gran cantidad de papel de una sociedad de cartera perteneciente a uno de los siete grandes bancos, quien busca afanosamente efectivo hasta debajo de las piedras.

En cualquier caso, lo cierto es que los analistas continúan preocupados por el aumento del precio del dinero (el banco emisor volvió a efectuar una subasta de préstamos al 13 7/8%), mientras que Mariano Rubio, hablando a los responsables de la banca extranjera, parece no haber conseguido despertar la confianza general al afirmar que el Banco de España mantendrá su objetivo de rebajar los tipos de interés.

Tampoco alentó demasiado al desarrollo de la sesión el temor de algunos expertos al comprobar la peligrosa aproximación a la par del Banco de Valencia. Este hecho ha levantado demasiados rumores sobre el futuro de esta entidad. Quién más y quién menos, esperan algún tipo de explicación a este respecto.

Como se puede apreciar, la irregularidad del mercado, sin desmentir las hipótesis sobre un próximo tirón alcista, sigue siendo la nota dominante. El hecho de que sea necesario buscar las causas de esta situación en toda clase de rumores evidencia que los operadores no han encontrado tierra firme debajo de sus pies y que mantienen la actitud prudente de jornadas anteriores.

Las oscilaciones en el volumen de contratación también son una muestra de esta fase elimática, ya que el martes se volvió a pasar por debajo de la barrera de los 1.000 millones de pesetas efectivas, al tiempo que las compras a crédito han sufrido una ralentización significativa, para situarse en 44,4 millones de pesetas, buena parte dirigidos a las eléctricas. Estos valores han sentido el cansancio producido por el retraso en la plasmación de los intercambios de activos, aunque es de suponer que el compromiso alcanzado entre los presidentes de estas compañías para cerrar el tema antes del próximo día 23 sirva para alegrar la evolución de sus precios.

Al margen de estos problemas, Banesto repartió ayer un dividendo complementario de 11,48 pesetas, después de lo cual la entidad repitió el cambio anterior. Asimismo se publicó oficialmente que el Banco de Fomento repartirá su dividendo complementario, de 34,85 pesetas líquidas, el próximo viernes.

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