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Las últimas víctimas del estadio Heysel, trasladadas a Italia

Juan Arias

Tres aviones militares italianos trajeron ayer los restos mortales de las últimas víctimas del estadio Heysel, de Bruselas. Uno aterrizó en Milán; otro, en Roma, y el tercero, en Cagilari, para llevar a Cerdeña el pedazo más expresivo de la tragedia: a un padre y a su hijo, de 10 años, muertos abrazados. Pero los muertos aún no podrán ser enterrados porque la Magistratura italiana ha exigido una nueva autopsia. Lo ha decidido el juez Alfredo Rossini, mientras políticos de diversos partidos han pedido que el Juventus devuelva una copa teñida en sangre, a lo que su presidente no accede.

Mientras tanto, Platini y una representación de directivos del Juventus estuvieron visitando ayer a las decenas de heridos que siguen aún hospitalizados en la capital belga. Allí fue necesaria una complicadísima actividad diplomática para permitir que el capellán de los emigrantes italianos de Bruselas pudiera bendecir y rociar con agua bendita a los cadáveres de las víctimas en el aeropuerto, donde se ofició un funeral, antes del traslado a Italia, presidido por el príncipe Alberto y la princesa Paola. En la catedral de Liverpool, el viernes por la noche, en medio de una gran emoción, hubo otra misa, a la que asistieron 2.000 personas y los jugadores ingleses.

El 'pistolero', detenido

En una cárcel de Bruselas está detenido, entre otros, Umberto Salussoglia, de 22 años, el joven que apareció en televisión y en una fotografía difundida en todo el mundo disparando con una pistola en el campo de Heysel antes del partido. Al parecer, la pistola era una detonadora, ya que la Magistratura belga lo acusa sólo de ultraje y resistencia a la fuerza pública. Se trata del hijo de un industrial, con antecedentes, ya que otra vez había sido detenido en Turín por su actitud violenta hacia los adversarios de su equipo.Frente a las repetidas llamadas de políticos de diversos partidos para que el Juventus de vuelva una copa que se considera teñida en sangre inocente, el presidente del equipo, Giampiero Boniperti, respondió ayer en una entrevista que dicha copa "no se toca". Boniperti explicó: "El partido se jugó regularmente. No queríamos jugarlo. Nos lo impusieron. Lo ganamos limpia mente. Ahora la copa nos la que damos". La UEFA se querellará contra la RTBF, televisión belga de habla francesa, por sus acusaciones de que, tras la tragedia, estaba pactada la victoria italiana.

El ministro italiano de Trabajo, Gianni de Michelis, socialista, ha respondido al presidente del Gobierno, Bettino Craxi, que, visto desde Bruselas, no quedaba más remedio que jugar el encuentro. Y es que Craxi había dicho que era un acto "de cinismo" el obligar a los jugadores a salir al campo.

Lo que sí se ha criticado mucho ha sido la actitud de algunos grupos que han hecho pintadas racistas en los muros de varias capitales italianas: "Menos hinchas del Juventus. Gracias, Liverpool" "Nuestro dolor sólo se aplacará con sangre inglesa", Algunos turistas han sido apaleados en Turín por ser británicos y una niña ha sido ultrajada por ser hija de una inglesa. La opinión pública ha protestado vivamente y ha afirmado que de estas cosas también Italia debería avergonzarse profundamente.

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