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INCREMENTO DE LA VIOLENCIA TERRORISTA

ETA Militar intenta recuperar protagonismo

Los terroristas de ETA Militar han desbaratado en pocas semanas la idea, absurdamente difundida, de que se encuentran prácticamente acabados, y con ello han cubierto el objetivo que ellos mismos dijeron haberse marcado. Con 10 muertos y una docena de heridos en una campaña particularmente cruel y sangrienta, iniciada hace poco más de un mes con explosiones de Goma 2 en las playas del Mediterráneo, han logrado también algo más: recuperar un evidente protagonismo informativo y disfrazar sus debilidades, sus insuficiencias, mostrando una capacidad para matar que pocos les negaban en el País Vasco. Ante una parte de la población española, sin embargo, los milis han pasado en tan breve plazo de estar al borde de la extinción a poner en una situación de serio acoso a las instituciones democráticas.

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Son éstas reacciones igualmente equívocas que el portavoz del Gobierno autónomo, Eugenio Ibarzábal, y otros dirigentes políticos vascos consideran significativas de la fragilidad de los comportamientos de la opinión pública ante la actuación terrorista.En los medios políticos vascos se recuerda ahora que esta ETA es la misma que ha soportado la acción de la policía francesa y los atentados de los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) y que sufre un proceso de creciente marginación política. Los terroristas -tal es la interpretación que del incremento de la violencia se hace en los mismos medios políticos- saben que éstas son horas bajas y toman la iniciativa para demostrar que siguen resistiendo y para alentar a sus bases tras un largo período de mantenerse a la defensiva.

Durante los últimos seis meses, ,y aun antes, se ha especulado, con cierto fundamento lógico y con algún dato policial no contrastado, sobre la posibilidad de que ETA Militar haya modificado su estructura organizativa en previsión de que la acción policial francesa vuelva a ser sistemática y sostenida durante largos períodos.

El ya tradicional contacto bilateral de cada comando con la dirección tal vez ha sido sustituido por fórmulas organizativas más operativas en estos momentos, pero que, como ha ocurrido en diferentes etapas de historia del activismo vasco, entrañan también el peligro de caídas en cadena.

Sea como fuere, y al margen de cualquier evaluación sobre la fortaleza actual del activismo terrorista y de su capacidad operativa, el elemento que determina la situación de ETA hoy es su marginación política. El pacto de legislatura, el decálogo contra la violencia aprobado por el Parlamento vasco, el cambio de actitud del PNV y del Gobierno vasco le dejan sin la estrategia del enfrentamiento permanente y visceral con Madrid, reducen su capacidad de influencia política y en última instancia le enfrentan al resto de la comunidad nacionalista.

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Por primera vez, las fuerzas democráticas vascas se encuentran unidas frente al terrorismo y dispuestas a aplicar las iniciativas que deben permitir al pueblo vasco contrarrestar el discurso ideológico del terrorismo. El lendakari, José Antonio Ardanza, ha dicho en repetidas ocasiones que le preocupan más "los que callan, los que dudan, los que aun sin participar creen de algún modo en la violencia, que aquellos que toman decididamente las armas".

El pueblo vasco

Hasta ahora, y más alla de las condenas testimoniales de los partidos, el pueblo vasco ha estado indef¿hso ideológicamente frente a un discurso terrorista que se ha alimentado de la inestabilidad, las divisiones y las consecuencias de la crisis económica.

En un documento reciente, el Partido Socialista de Euskadi-PSOE ha planteado un crudo diagnóstico: "El pueblo vasco ha afirmado que está acostumbrado a la muerte, al salvajismo y a la barbarie más cruel, permanece mudo ante hechos que sobrecogen y que deberían mover a la condena y a la denuncia. No colabora con las fuerzas de seguridad del Estado porque tiene miedo y está relativamente cansado de las movilizaciones por la paz". En cualquier caso, el miedo, no necesariamente al daño fisico, sino el simple miedo al conflicto, empieza a ser considerado y reconocido.

Cada vez con más frecuencia hacen acto de presencia en las páginas de los periódicos ciudadanos que afirman que es el miedo lo que se oculta muchas veces tras la inhíbición.

"No es insensibilidad, es simplemente que tenemos iniedo", escribía el otro día un ciudadano en respuesta al comunicado del Sindicato Unificado de Policía (SUP) que acusaba a toda la sociedad vasca de insensibilidad ante la muerte de los dos policías que perdieron la vida en un atentado en el monte Ulía.

Ahora, los partidos, los sindicatos, los empresarios, coinciden en atribuir a ETA parte de las dificultades existentes para la recuperación económica y la reactivación industrial de Euskadi, una zona considerada en los medios financieros internacionales como uno de los puntos negros de Europa, equiparado con el Ulster.

Ramón Jáuregui, delegado del Gobierno central en el País Vasco, mostró el pasado martes en San Sebastián a un grupo de empresarios guipuzcoanos la relación de proyectos de inversión destinados inicialmente a Euskadi y finalmente desviados a otras zonas de España, y de las empresas que han desmantelado sus instalaciones para trasladarlas fuera de la comunidad autónoma. Asimismo, subrayó que Euskadi se encuentra en una situación económica de verdadera emergencia y que la desaparición del terrorismo es una de las condiciones indispensables para la recuperación.

El delegado del Gobierno central se extendió en destacar la necesidad de lograr la estabilidd política, de cerrar las divisiones entre nacionalistas y no nacionalistas y las que se generan por las distintas actitudes en el tratamiento de la violencia y ante el euskera, la enseftanza y el modelo institucional.

El propio Ardanza ha manifestado que el nacionalismo vasco no ha dicho toda la verdad al pueblo a propósito del Estatuto de Guernica, que el PNV "tiene una grave responsabilidad por haber presen tado como un estatuto de mínimos lo que sin duda era, caso de ser de sarrollada lealmente, una herra mienta verdaderamente histórica para recobrar la identidad de un pueblo y lanzarlo con garantías de futuro".

Reglas del juego

El lendakari ha manifestado también que el PNV no aprobó la Constitución, pero esta vez poniendo el acento en su compromiso de cumplirla y su disposición a asumir las reglas del juego de la democracia.

El Gobierno vasco considera llegado el momento en que debe desarrollarse al máximo la policía autónoma vasca, "y que los vascos afronten sus propios problemas. Es un problema de dignidad, de confianza y de cumplimiento del estatuto", ha dicho el lendakari; "hemos perdido ya demasiado tiempo y las fuerzas de seguridad del Estado no gozan de la credibilidad, solidaridad y apoyo imprescindibles en sectores clave de la población".

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