Freud, Masson y el feminismo
El domingo 26 de mayo EL PAIS publicó una entrevista a Jeffrey Masson y un comentario sobre su libro El asalto a la verdad. En la misma sección, bajo el título 'Lo último en España', se hace mención a mi libro El feminismo espontáneo de la histeria. Estudio de los trastornos narcisistas de la femineidad, como estando "situado temáticamente cerca de algunas conclusiones que se derivan de las hipótesis de Masson". Esta afirmación, aunque hace gala de mesura en la formulación, sella una vinculación entre ambos que podría conducir al lector a pensar que existe una afinidad teórica o ideológica.Masson intenta cuestionar la totalidad de la teoría psicoanalítica en base al supuesto de que Freud habría rechazado admitir la importancia de la seducción real que sufren las niñas por parte de sus padres, relegándolas al papel de meras fantasías. Colosal reduccionismo el que de esta manera realiza al reentronizar un realismo ingenuo que otorga transparencia a los hechos, desconociendo lo que el psicoanálisis conmueve y cuestiona con el descubrimiento del inconsciente: que la realidad no es una y que es necesario penetrar la dimensión simbólica que organiza todo contacto con lo real.
En segundo lugar, Masson contribuye nuevamente con su ataque personalizado en Freud a infantifizar y reforzar una problemática crucial del psicoanálisis en la actualidad: que toda disidencia, innovación o renovación de las ideas vigentes sea concebida como rebeldía contra el padre, herejía o profanación a la doctrina, en última instancia como cuestión de rela
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Freud, Masson y el feminismo
Viene de la página 11ción con la palabra del maestro. Masson, a pesar de su gusto por el escándalo y su aparente osadía, parece no poder liberarse de este diabólico designio, y no hace sino repetir el modelo más ortodoxo: en lugar de trabajar con las ideas, de contrastar las tesis, de reexaminar los supuestos, se dedica al psicoanálisis post mortem de Freud. ¿Quizá porque esto es noticia?
Basten estos pocos puntos para señalar mis diferencias radicales con Masson. La única proximidad -motor posible del comentario periodístico que da origen a esta nota- es que en mi libro también me ocupo de la sexualidad femenina y,de la histeria, pero para ensayar demostrar una muy otra cosa: que los problemas de la sexualidad no son el centro de la cuestión, sino el efecto, la consecuencia de los trastornos narcisistas de la femineidad. Trastornos narcisistas que no dependen de la existencia o no de una violación -por supuesto que si ha existido añadirá un feroz trauma adicional-, sino de toda una estructura simbólica que construye a las instancias psíquicas de la mujer y coloca a ésta en una situación de vulnerabilidad que le llevará toda su vida el tratar de superar.
Frente al padre violador, lo que necesitamos las mujeres -y los hombres- no es un espíritu paternalista que nos defienda de nuestra indefensión sexual, sino de una profunda modificación de la doble y desigual moral que gobierna desde el inconsciente, tanto del hombre como de la mujer, el deseo sexual que se pone en juego. Mi libro trata de contribuir dentro del campo específico del psicoanálisis a esa tarea. La crítica que hago al falocentrismo que se ha deslizado en el seno de la teorización psicoanalítica apunta a liberarla de una impregnación ideológica que no le es necesaria. Pero quizá esto no constituya noticia.- Psicoanalista.
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