Víctimas infantiles del terrorismo
Las acciones terroristas han causado ya la muerte de tres niños y de un feto de ocho meses que salió expulsado del cuerpo de su madre a causa de una explosión. Asimismo, numerosos niños han sido testigos del terrorismo al presenciar, incluso a pocos metros, la muerte de sus propios padres.José María Peiró Carballo de 13 años, fue el primer niño muerto en una acción terrorista. El 29 de marzo de 1980, jugaba en Azcoitia (Guipúzcoa) con su amigo Fernando García López, de 11 años, cuando ambos resultaron alcanzados por la carga explosiva depositada en una bolsa de deportes y destinada a atentar contra la vida de un guardia civil. El atentado causó la muerte de José María Peiró y heridas muy graves a su amigo, que quedó ciego. ETA Militar asumió la autoría y culpó a la Guardia Civil por no haber retirado el artefacto a tiempo.
El 23 de julio de ese mismo año, la muchacha gitana María Contreras, de 17 años, embarazada de ocho meses, resultó muerta en Bilbao al estallar un artefacto depositado en un contenedor de basuras. El feto salió expulsado del cuerpo. En la misma explosión falleció el hermano de la joven embarazada, Antonio Contreras, de 11 años; y días después moría Anastasio Leal, de 58 años, alcanzado también por la onda expansiva. La colocación del artefacto no fue reivindicada.
El 26 de junio de 1982, una bomba oculta en una pequeña mochila hizo explosión en Rentería (Guipúzcoa) y mutiló a Alberto Muñagorri, de 10 años, que perdió su pierna izquierda y la visión en un ojo. Alfredo Aguirre, de 14 años, fallecido ayer, es el tercer niño muerto en un acto terrorista.
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