Campsa obtuvo en 1984 su mejor ejercicio, con 9.887 millones de pesetas de beneficios
La Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos (Campsa) tuvo en 1984 su mejor ejercicio de la historia, con unos beneficios de 9.887 millones de pesetas, según anunció ayer su presidente, José Luis Díaz Fernández, ante la que fue la última, y primera, junta de accionistas como sociedad totalmente pública (en un 97,56%).
El próximo mes, Campsa pasará a ser una empresa mixta, con capital del Instituto Nacional de Hidrocarburos (INH), y de las empresas públicas de refino, EMP-Petroliber, y las privadas Cepsa, Petronor, Petromed y Explosivos de Rio Tinto (ERT).En un ejercio caracterizado por Díaz Fernández como de transición, Campsa incrementó sus beneficios en un 43,6% sobre el año anterior. Curiosamente, la compañía redujo en un 19,4% la parte del beneficio que corresponde a la que, en el futuro y hasta que culmine el periodo de transición ante la entrada de España en la CEE, va a ser su única actividad, la gestión del monopolio fiscal de petróleo y distribución de productos derivados del crudo.
José Luis Díaz Fernández resaltó este hecho y llamó la atención sobre el riesgo de que el incremento de las tarifas de distribución, que ha sido inferior al del índice de Precios al Consumo (IPC) en el último año, no permitan a la compañía afrontar el reto que la entrada en la CEE va a suponer, en cuanto a eficacia, durante los próximos años.
Los beneficios obtenidos correspondieron en 1.786 millones de pesetas a la administración del monopolio; 6.790 millones, a inversiones financieras; 1.299 millones a explotaciones petrolíferas de la Corporación de Hidrocarburos (CHC) y 12 millones a otras.
El pasado 28 de diciembre, la sociedad procedió a la enajenación de sus activos no relacionados con la distribución de productos al INH y a adquirir formalmente al Patrimonio del Estado aquéllos que lo eran, como oleoductos, flota, etcétera. La operación se hizo con el fin de cumplir el protocolo firmado con el ministerio de Industria y Energía en julio de 1983 y la ley de reordenación del sector, aprobada meses antes por el Parlamento.
Según destacó Díaz Fernández, la operación pudo hacerse, en un 80%, con fondos propios de Campsa, tales como la enajenación al INH de los activos de exploración de la Corporación de Hidrocarburos y otras filiales y las inversiones financieras.
Por último, el presidente de Campsa anunció la próxima presentación de un plan estratégico para la nueva etapa de la compañía, que incluye fuertes inversiones en mecanización.
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