Yo soy espía soviético

Lo confieso. Ya no puedo callarme por más tiempo. Además, prefiero ser yo quien dé este paso, difícil pero inevitable, antes que sufrir el escarnio de ser descubierto por la brigada policial que el ministro Barrionuevo ha organizado para vigilar a los pacifistas y ecologistas españoles y demostrar nuestra dependencia de Moscú. Pero, por favor, no me torturen ni me hagan pupa. Lo diré todo. Ya no puedo vivir más tiempo con esta vergüenza de estar al servicio del enemigo número uno de la civilización occidental. Prefiero colaborar, con todas las consecuencias, con los que tan noblemente velan por nuestra seguridad, y pagar de esta forma todas mis culpas.Así que ahí va: 1. Mi verdadero nombre es Ivan Iovanechov. Soy agente del KGB desde 1977 (número de identificación MA-27634), y, por tanto, cobro dos trienios, amén del plus de peligrosidad y alevosía. 2. En 1979 realicé un curso de tres semanas por correspondencia sobre la manera de infiltrarme en el movimiento eco-pacifista español y sobre la forma correcta de guisar unos chipirones a la rondeña. 3. Fui destinado a Málaga en el verano de 1980, donde me dedico a organizar actos aparentemente dirigidos a la búsqueda de la paz y la construcción de una sociedad más ecológica, justa y solidaria, pero que en realidad no pretenden sino socavar los cimientos de España como unidad de destino en lo universal y la integridad del español como portador de valores eternos. 4. Todo el dinero de estas actividades viene de Moscú a través de transferencias mensuales dirigidas a distintas cuentas abiertas en entidades de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (cuyos consejos de administración también están a sueldo de la URSS). 5. Los carteles como aquellos de los que se preocupaba una lectora de este diario en esta misma sección con motivo de la visita de Reagan, y todo el resto del material propagandístico, se editan en la imprenta Krupaia, de la calle de Sebastián Palomo Linares, de Leningrado, y se envían a España en el equipaje de los Coros del Ejército Rojo. 6. También cobro sueldos de Gaddafi, Jomeini y Rainiero de Mónaco por actividades subversivas de diversa índole (los espías también tenemos derecho al pluriempleo, que la vida está muy cara).

Pero ahora me he aficionado tanto a la sangría y el flamenco que me siento más español que ruso. Es por eso por lo que aprovecho esta ocasión que me brinda su periódico para confesarlo todo y rendirme incondicionalmente al señor Barrionuevo- "Los Verdes".