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Alfredo Granito,

director de la prisión de Forli (Italia), es objeto de una investigación judicial por haber sido sorprendido en un club nocturno con tres reclusas de su establecimiento. Las tres chicas, de unos 30 años, están en la prisión en régimen abierto, que les impone volver cada noche a las nueve. Al no regresar ese día a la hora habitual, un vigilante dio el aviso a la policía y, tras cuatro horas de búsqueda, las encontraron en un piano-bar acompañadas, para su sorpresa, del director de la cárcel, un napolitano cuarentón que les había invitado a tomar una copa. "Estoy convencido de que un poco de humanidad no hace daño", dijo Granito en su defensa.

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