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Olof Palme, a la defensiva

El conflicto social más importante que Suecia haya jamás conocido en la función pública ha finalizado el lunes 20 de mayo. Los 60.000 funcionarios en huelga desde hace dos semanas y media han vuelto al trabajo.Las tradiciones escandinavas han sido respetadas: el Gobierno no ha recurrido a la legislación de excepción, que le permite en circunstancias extremas imponer la vuelta al trabajo, y ha sido respetado el derecho de huelga de los asalariados y el derecho al lock-out de los empresarios.

Este conflicto no es por ello menos singular; el compromiso finalmente alcanzado se ha hecho esperar durante más tiempo de lo que es normal en este país, pero parece que se debe, y esto es excepcional, a la intervención personal del primer ministro, Olof Palme, que se había reunido con los representantes de los sindicatos, y aunque afirma no haber negociado un acuerdo con ellos, es a partir de este encuentro cuando se ha podido dibujar un acuerdo.

Los funcionarios, descontentos de ver descender sus salarios en relación a los del sector privado, reclamaban un reajuste del 3,1%. Se tendrán que contentar con un 2%, que es de todas formas un retroceso por parte del Gobierno. Este último acepta, en efecto, que los aumentos acordados a los funcionarios sobrepasen el techo del 5% fijado para el conjunto de los salarios en el cuadro de una política en la que la prioridad la tiene la lucha contra la inflación. Se corre así el peligro de ver levantarse una ola de reivindicaciones de la misma naturaleza entre los otros sindicatos de los sectores público y privado.

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Las elecciones legislativas se celebrarán en septiembre en Suecia y las consideraciones políticas no están ausentes del arreglo que acaba de conseguir el partido socialdemócrata: no podía dejar pudrirse una querella con los sindicatos, a cuyos efectos (entre otros la perturbación de la enseñanza) se convertía cada día más. impopular y dañina al conjunto de la economía: la parálisis de los puertos, del tráfico aéreo y de una parte de los transportes ferroviarios comenzaba a pesar peligrosamente sobre el comercio exterior del país. La intervención del Gobierno parece así de naturaleza sobre todo defensiva. (...)

21 de mayo

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