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Una manada de perros tiene atemorizados a los residentes de varios colegios mayores de Madrid

Una manada de perros vagabundos está sembrando el pánico entre los residentes de los colegios mayores de la Ciudad Universitaria de Madrid desde mediados del pasado mes. La jauría, que ha mordido a varios colegiales, tiene especial preferencia por las calles de Ramón Menéndez Pidal y Ramiro de Maeztu, donde está ubicada una buena parte de los colegios mayores.

Al principio, la única molestia la constituían los ladridos constantes de los perros, que interrumpían el estudio y el sueño de los residentes en la zona. Pero, después, los canes han agredido a los alumnos y han conseguido crear un clima de inseguridad tal que nadie se atreve a pasear de noche ni a circular en coche con las ventanillas bajadas.La manada de perros vagabundos suele aparecer por esa zona a partir de las 11 o las 12 de la noche. Recorren las calles en uno y otro sentido, se acercan a las puertas de las cocinas y a las tres de la madrugada aproximadamente se marchan o se disponen a dormir debajo de los coches aparcados.

"Tres alumnas de este centro han tenido que ser asistidas por la doctora a causa de las mordeduras de los perros", indica la subdirectora del colegio mayor femenino Isabel de España, en cuyos jardines se detienen los animales durante sus correrías. "Una de ellas traía los vaqueros desgarrados y una herida sangrante en el muslo".

En el colegio mayor masculino San Juan Evangelista se han registrado otros tres casos de alumnos agredidos por la jauría. "Son dos grupos de perros callejeros, se llegan a juntar hasta 12 o 13", explica el subdirector del centro. "Cuando mordieron a los colegiales, llamamos al centro de protección de animales: vinieron por la mañana, porque de noche no trabajan, y no vieron a los perros, con lo cual la visita sirvió de poco". A raíz de aquello, uno de los estudiantes atacados denunció el caso al Ayuntamiento, pero tampoco consiguió resultados positivos.

Denuncias

La dirección de otro de los colegios de la zona, el mixto para diplomados César Carlos, ha puesto asímismo la correspondiente denuncia, si bien ninguno de los residentes de ese centro ha sido molestado más que con los ladridos incesantes durante la noche.Funcionarios del centro municipal de protección de animales han realizado batidas por el barrio para detectar a los perros y estudiar las posibilidades de captura. "Es muy dificil", declara uno de sus responsables. "No se nos permite el uso de venenos ni de armas de fuego. Tenemos que capturarlos a lazo, para lo cual necesitaríamos varios hombres, y sólo disponemos de un coche para dar servicio a todo Madrid", lamenta el veterinario del centro, quien afirma que el problema de las agresiones parece atribuible a un solo perro, puesto que la mayoría son animales acostumbrados a los golpes y, por tanto, temerosos y huidizos.

"La solución es que la gente colabore, porque la complicidad humana es lo que agrava el conflicto. Tuvimos un caso similar hace cinco años: buscábamos a un perro que no encontrábamos por ningún sitio. Lo descubrimos en el sótano de una facultad, donde el conserje le dejaba pasar la noche y le daba comida. Eso puede estar ocurriendo ahora también", añade.

"La semana pasada tuvo que salir el conserje a buscar a las alumnas, que no se atrevían a acercarse al colegio", recuerda la subdirectora del Isabel de España. "A base de espantar a los animales con un palo, consiguieron llegar. Las chicas ya no se atreven a salir de noche, sobre todo si luego tienen que regresar en el autobús, que les deja a unos cuantos metros de la entrada del colegio".

"Hemos avisado a la Policía Municipal y a la Nacional", concluye, "y nos han contestado que esto no es competencia suya. Nos tememos que nadie se quiere responsabilizar del asunto hasta que ocurra una desgracia de mayores proporciones".

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