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Nuevas revistas para una nueva ciudad

Varias publicaciones han aparecido recientemente en el mercado con ánimo de llegar al público joven

No porque los quioscos padezcan una auténtica marea de publicaciones dejan de aparecer nuevas cabeceras. De todas ellas podría hacerse una esquemática división entre las que siguen esquemas tradicionales más o menos convencionales, en el sentido de lo comercial, y las que con su aparición aportan elementos originales, incluso concepciones totalmente nuevas.

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El negocio continúa en el corazón de las masas

En noviembre de 1983 nacía el primer número de la revista madrileña La Luna, si bien su historia había comenzado en febrero de ese mismo año. La aventura, llevada por gente de una media de edad muy joven, iba a ofrecer un nuevo aire en el panorama de las publicaciones no diarias, demostrando que había un público lector que no encontraba su medio y que, por tanto, había un espacio para un modelo distinto de hacer las cosas.Borja Casani y José Torno, director y jefe de colaboraciones, respectivamente, de La Luna, hablan de la revista como de un proyecto generacional, en el sentido de que "reúne a gente, en algunos casos muy válida, y en otros, no tanto, que merece la pena incorporar, aunque sea de un modo testimonial, caótico, como catálogo generacional y de la ciudad". De Madrid ya se han extendido a todo el país, y en el proyecto se aspira a cubrir otros lugares. Con un formato grande, un diseño personal distinto, su intención ha sido la de reflejar el país desde un punto de vista nuevo, presentando temas, como la pintura, la música o la literatura, junto a otros campos de la cultura no incluidos hasta ese momento en las revistas, como la moda, el diseño, la arquitectura, dignificándolos a un nivel de lector común, no profesional.

Su presencia, una vez transcurrido un período perfectamente delimitado, caracterizado por las revistas netamente políticas, underground y también libertarias, ha abierto el camino para el nacimiento de otras con un nuevo espíritu. Atrás han quedado, afortunada o desgraciadamente, el tiempo de historias como Triunfo, Cuadernos para el Diálogo, Ozono, Star, El Viejo Topo, Ajoblanco, La Bicicleta, por citar algunos de los ejemplos más significados y característicos.

El caso gallego

No necesariamente tomando a La Luna como modelo, pero sí aprendiendo determinadas características y, desde luego, aprovechadose del descubrimiento de espacio que estaba latente, han ido apareciendo distintas empresas. Por ejemplo, Suso Iglesias, director de La Naval, editada en La Coruña, explica que "La Luna no era nuestro esquema, no queríamos hacer una revista moderna, donde se hablase de modernidad, pero sí contemporánea, en el terreno de la creación, con un lenguaje distinto. Podría considerarse como una contestación a La Luna, pero sólo en la medida de tener en cuenta su éxito entre cierto público". "El proyecto naval es una fabulación migratoria interior para espíritus curiosos, embarcados en la exploración de una contemporaneidad alternativa, que discurre en el tiempo circular. Los seres nava les reclamamos el legado histórico de quienes dieron sobras muestras de valor en tiempos prehistóricos... Proponemos una civilización de la acción cuya búsqueda en sí mismo es un destino", dice La Naval en su editorial del número 1. Tras la revista, "abierta, según Suso Iglesias, a la creación estética e ideológica, buscando la forma de ser del gallego a partir del panteísmo que siempre le ha caracterizado, de la tierra, del clima" late el pensamiento del teorizador atlantista que fue Vicente Risco. Uno de sus objetivos es el de "cambiar las conversaciones en los bares, con una reivindicación del humor, naciendo del muermo cotidiano".

Simultáneamente, también en La Coruña ha aparecido Tintimán, según palabras de su director, Javier Morera, "siguiendo un planteamiento estético como cauce que permita una amalgama finalmente homogénea. Es tratar las temáticas desde Galicia al exterior, y así, escriben gentes tan dispares como una puta, el tío que convoca a las metralletas o una feminista radical". Es de una gran calidad en su presentación, con mucho color, plástico en la portada, idea que han aprovechado de una revista italiana, todo un soporte de lujo, aunque sin una definición en los contenidos. Si La Naval nace de un grupo de periodistas y han tirado 5.000 ejemplares, aunque necesariamente tienen que ampliar la cifra, Tintimán la edita una cadena de peluquerías y han hecho una tirada de 10.000. Tiene un formato semejantes al de La Luna.

La más barata

Otra vía abierta en este terreno de la innovación del mundo de las revistas ha sido la iniciada por Gratix. Según Rocky, uno de los miembros del consejo de ancianos que la dirige, "no se ha buscado desarrollar una línea concreta, sino contar con gente de la movida que, en función de serlo, escribe lo que quiere, proponiéndoles tan sólo que lo hagan en una línea divertida". Todo partió de Román Gómez, que andaba metido en el mundo de la publicidad y se le ocurrió la idea de hacer una revista gratis, que estuviera subvencionada por la publicidad, siguiendo el planteamiento de Rocket, una revista americana que funciona en el mismo sentido, dedicada casi exclusivamente a la música. El que su base sea la publicidad no quiere decir que haya una supeditación de la redacción a quien paga, encontrando una buena acogida por su fórmula, que rompe las estructuras tradicionales. Tiran 100.000 ejemplares, que sólo cubren Madrid y alrededores, teniendo ya suscripciones por toda España, y se plantean ampliar su campo de distribución.Zine Zine sigue en esa línea, bajo la idea patrón de "conseguir un producto barato en relación a la imagen del momento. Pretendemos", dice su director, Antonio Vidal, "informar sobre lo que nos interesa: el cine, de una forma diferente, no dogmática". Van por el número 2 y tiran entre 10.000 y 15.000 ejemplares.

A medio camino entre una revista cultural, con una definición como La Luna o La Naval, y el planteamiento barato de Gratix, aparecen otros empeños, como el de Metropolitano, del que acaba de salir su número 1, tras el ensayo del cero. Eliseo Ferrer, su responsable, explica que va a tener una especial dedicación a la literatura, a la comunicación y al espectáculo, con secciones fijas, como metroguía, una guía de 26 páginas; metromoda, marginencias o eroteca. "Una idea sería el de aparecer para terminar de una vez por todas con la posmodernidad. Lo que no quiere decir que no nos propongamos ser una revista moderna, con una especial atención a la imagen, esmero en la presentación y en la maquetación. Pero abriendo una línea teórica de debate, Eliseo Ferrer no tiene problemas para confesar que va a haber páginas copiadas de La Luna, "aquellas que se pueden leer, con tramas exóticas". El cambio entre el cero y el número 1 es radical, tanto en contenido como en el formato, que de ser el más grande del mercado pasa a tener el del Abc, vanguardista en el momento de su aparición, por criterios industriales.

Mientras, grandes empresas siguen reproduciendo los esquemas más seguros comercialmente, algunos con una perfección cada vez mayor; otros, procurándose innovaciones en diversos sentidos, como el de la maquetación, una atención mucho mayor que la imagen, a la fotografía, a campos de interés, como la moda, el cómix. O son proyectos limitados a intereses políticos destinados a apoyar una línea determinada de cara a las próximas elecciones. Se puede hablar, entre otras de corte clásico, como Época o la reaparecida Destino, de Primera Línea, del Grupo Z, y que pretende ir destinada a la gente necida en los sesenta, penetrando así en un sector -del que hablamos- que hasta ahora no había atendido; Europa Viva, que desde un formato y una calidad de empresa comercial también aprovecha aportes posmodernos, y mucho cómix, etcétera. También historias marginales en ocasiones consiguen dar el salto desde el fanzine, como es el caso de Sintonía, revista fundamentalmente musical, que se hace en Bilbao con una imagen relativamente tradicional, pero contenidos muy actuales.

En esta rápida panorámica no puede pasarse sin mencionar a la revista que ha utilizado el famoso eslogan de Madrid me Mata. Publicación de formato horizontal, cuyo contenido es enteramente fotográfico en torno a una idea central, como puede ser el paseo por la Gran Vía o el crimen. Su originalidad probablemente también se ha hecho practicable por ese espacio abierto por La Luna. Una prueba más de que ciertos campos apenas considerados anteriormente tienen sus lectores.

Locos por el diseño

Y si en Madrid me Mata es la fotografía, aunque no como profesión, sino como práctica artística, lo mismo ocurre con el diseño o la arquitectura, o la moda. En Barcelona, De Diseño se define como "revista ilustrada de diseño industrial, decoración, grafismo, arte, moda". Su aparición es reciente y se han presentado como "una revista con voluntad evolutiva, transformadora del estado actual de la forma. Buscando apasionadamente estimular la vida. Entendida como objeto contenedor de otros". Proponiéndose "mostrar las inquietudes que asoman en el diseño español y aquellas de interés que se produzcan a nivel internacional".De Diseño, cuyos directores son Quim Larrea y Juli Capella, hace una tirada de 15.000 ejemplares, utilizando para su distribución tiendas de diseño y librerías nacionales y de Europa, además de los quioscos. Y es que, como dijeron en el editorial del número cero, "quizá el diseño sea un proceso alucinador... Cada día más nos apetece ver las cosas con ojos de diseño, la forma nos rodea, todo acaba siendo susceptible de pasión".

De Diseño no viene de la nada. Se enmarca dentro de la actividad editorial de Croquis. Croquis es una revista trimestral de arquitectura, de la que va a aparecer su número 20 y a la que le han seguido tanto De Diseño como monografías y Croquis Internacional. Con un precio lógicamente alto y una temática profesional excesivamente concreta, su amplia distribución y gran tirada no se entendería de no ser por ese espacio abierto, por ese interés cada vez más amplio por ciertos temas específicos que también forman parte de la vida cotidiana de los lectores.

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